Los Hooters -o “tetaurantes”- llegan a España: una piedra más en el camino

Decimos que sube de nivel la cosificación de la mujer no porque no exista ya desmesuradamente, sino por lo directo y grotesco de un restaurante cuyos tres elementos principales son el pollo, la cerveza y las tetas de las camareras, así, sin maquillarlo. Esta cadena pretende abrir en Barcelona en verano su primer restaurante, aunando en una sola multinacional la explotación laboral, la cosificación de la mujer -de las trabajadoras- y la cultura colectiva profundamente machista.

Algunos datos: sólo se contrata a mujeres y sólo a las que cumplen los cánones estéticos requeridos. Cánones que estos empresarios de la hostelería admiten y reafirman que son los que atraen a los hombres, dictaminando indirectamente cómo debe ser una mujer. Nada de vaqueros y camisa negra, las camareras van en shorts y camisetas extra ceñidas. Además, el trabajo incluye partes de espectáculo -baile, julajops...- por no hablar del tener, muy falsamente, que sonreír; pero esto último es algo común, ocurre a casi todos los camareros. ¿Por qué estos requisitos? Porque los productos que se sirven y venden son bebida, comida y mujeres. La juventud trabajadora, por el hecho de ir contratados aquí y allá según exigencias y necesidades de los empresarios -y nuestras, lamentablemente- ya somos mercancía, pero ahora hemos de sumar que la mitad femenina de nuestra clase es reducida a "cosa" para disfrute del cliente, como ocurre, más crudamente, en la prostitución, y algo más diluido pero no por ello menos importante, en multitud de negocios de hostelería, lavado de coches, y demás.

Actualmente Hooters tiene más de 400 restaurantes en todo el mundo, y fruto de la competencia que le ha salido en EEUU busca expandirse por Europa. ¿Cuajará en España? Trabajadoras tendrá, ya sean jóvenes educadas en la misoginia y la desvalorización de su cuerpo, que lo verán del todo normal, o jóvenes que, conscientes de lo que están siendo, no tengan más remedio que aceptar el trabajo. Clientes tendrá, ya que desde la educación familiar más inconsciente, hasta los grandes medios de comunicación, pasando por la escuela, el ocio y la cultura, la juventud en España seguimos mamando normalización del machismo a todas horas. Y es que los pechos femeninos tienen una posición ambivalente en nuestra sociedad: debe ser totalmente aceptado que se expongan como reclamo sexual, pero son censurados cuando se trata de una madre dando de mamar o de un cuerpo que se sale de los cánones estéticos. En resumen: ¿tetas? Sólo si son para consumo y disfrute masculino.

En cualquier caso lo que promueve esta empresa es seguir desarrollando aquello contra lo que tantas gentes, en primera persona y plano mujeres, luchan día a día en sus relaciones, en su trabajo y en cualquier ámbito social: destruir los preceptos psicológicos que sitúan a la mujer -y sobretodo a la mujer trabajadora- en situación de opresión. Opresión estética, laboral, familiar, social, emocional... Y sus consecuencias prácticas: relaciones negativas, desigualdad laboral, desvalorización intelectual y física, cosificación y un larguísimo etcétera. En esa lucha, un Hooters en España es un escollo más que superar: otro lugar donde lícitamente se reduce a la mujer a un objeto, otro lugar donde una joven ha de vender su cuerpo para poder percibir un sueldo, un lugar más que educa a jóvenes -chicos y chicas- en la cultura de la hipersexualización de la mujer. Aquí un lamentable ejemplo de lo que envuelve a este mundo: una guía de cómo convertirte en una chica hooter: http://es.wikihow.com/convertirte-en-una-chica-Hooters

En Tinta Roja intentamos que cada cual escriba sobre aquello que sufre en piel propia. Que no sirva esta excepción para desenfocar el problema: que ninguna chica entre a trabajar en un Hooters sin que compañeras y amigas le den su apoyo y aporten en el desarrollo de su conciencia feminista. La tarea es concienciar y luchar hasta su cierre -o que no se abra, directamente-, y también de todo aquello que sea fruto del patriarcado y forme parte del muro del machismo. En primera línea de batalla la mujer trabajadora.

AddThis Social Bookmark Button