Rodríguez: Mito frente al Apartheid y desconocido en Estados Unidos

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En la Sudáfrica del Apartheid, un músico americano envuelto en un halo de misterio se convirtió en una auténtica leyenda, a la altura de artistas como Elvis Presley o los Rolling Stones. Sus canciones fueron verdaderos himnos contra el régimen de segregación racial de Sufáfrica, el Apartheid; sin embargo, su autor no fue consciente de su fama hasta décadas más tarde. Una historia apasionante en que la realidad supera a la ficción: la vida de Sixto Rodríguez.

A finales de la década de los 60, durante un período de una magnífica efervescencia musical, Sixto Rodríguez, un joven músico de origen mexicano, recorría las salas de Detroit bajo el sobrenombre de Rod Rodríguez para presentar su single “I’ll slip away”. El gran talento que desprendían sus composiciones encandiló a dos productores musicales, que le ofrecieron un contrato discográfico, ya que vieron en él un futuro prometedor; el sucesor, ni más ni menos, que de Bob Dylan.

A comienzos de los 70, con la incorporación a la discográfica, abandonó su seudónimo,  adoptando, como nombre artístico, simplemente “Rodríguez” y grabó dos álbumes: Cold Fact (1970) y Coming from Reality (1971). Al contrario de lo esperado, estos trabajos fueron dos fracasos comerciales, ya que se vendieron únicamente varias decenas de copias, lo que provocó que el sello discográfico prescindiera de Rodríguez.

Mientras en Estados Unidos la carrera musical de Rodríguez parecía truncarse, en el otro lado del mundo, en la terrible Sudáfrica del Apartheid, comenzaba a despegar. Sin embargo, Rodríguez permaneció ajeno a esta situación y decidió abandonar la música, centrándose en poder ganarse la vida en el sector de la construcción y poder criar a sus tres hijas.

Todavía es un misterio cómo llegó la primera copia de Cold Fact, el primer LP de Rodríguez, a Sudáfrica, pero existe una hipótesis que apunta hacia una chica americana que visitó el país sudafricano para visitar a su novio y le llevó el disco, que fue rápidamente difundido entre los amigos de este a través de copias grabadas artesanalmente, ya que no pudieron encontrarlo en tiendas de discos. En poco tiempo, la música de Rodríguez se hace conocida por todo el país, se editan sus trabajos y llegan a lo más alto de las listas de ventas.

Al mismo tiempo que crece su popularidad en Sudáfrica, comienza a extenderse el mito de su muerte: un suicidio sobre el escenario durante un concierto. Nada más lejos de la realidad; Sixto Rodríguez continuaba realizando tareas de derribo y de arreglo de tejados, mientras seguía desconociendo que sus canciones se convertían en himnos frente al Apartheid en Sudáfrica.

En un momento en el que Sudáfrica era prácticamente un estado policial y donde la represión estaba muy presente, las letras de Rodríguez supusieron un auténtico aire de libertad para los sudafricanos. Sus composiciones mostraban una inclinación política y tocaban temas que iban directos al corazón de los jóvenes, ya que hablaban sobre las condiciones sociales de la juventud, la libertad sexual y de creatividad. Como muestra, algunas de sus canciones más conocidas, como “I Wonder” o “The Establishment's Blues”, que tiene una dura crítica social y donde habla sobre la corrupción política, el crimen o el racismo policial, entre otras muchas problemáticas, e incluso dice que “el sistema va a caer pronto”.

 

A finales de la década de los 70, Sixto Rodríguez, recibió la inesperada invitación para hacer una gira en pequeñas salas de Australia, donde también había adquirido cierta notoriedad y donde volvió dos años más tarde como telonero de la banda Midnight Oil, para volver de nuevo al olvido, hasta que en 1994, dos seguidores sudafricanos: un dependiente de una tienda de discos y un periodista amigo suyo comienzan a indagar para conocer el paradero de Rodríguez e inician una búsqueda de varios meses hasta que lo encuentran.

A partir de este momento, Rodríguez es consciente de su popularidad en Sudáfrica y en 1998 comienza una gira de 6 conciertos donde actúa ante miles de personas y donde es capaz de cumplir su sueño. Además, con su rocambolesca historia, comienza a adquirir finalmente más popularidad en Estados Unidos e incluso, en 2012, se estrena el documental Searching  for Sugar Man, que narra su apasionante vida y que fue el ganador del Óscar al mejor documental.

Searching  for Sugar Man, además de poseer una enorme calidad técnica y narrativa, cuenta con una banda sonora inmejorable: algunas de las mejores canciones de Rodríguez, que se van intercalando entre los episodios más destacados de su vida. De hecho, el título del documental hace referencia a la canción que abre su primer disco “Sugar Man” y que es un auténtico himno para los seguidores de este artista a quien el reconocimiento le llegó mucho más tarde de lo merecido.

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