Conferencia de Zimmerwald. Entre guerra, paz y revolución.

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La conferencia de Zimmerwald es un hecho poco conocido por todos, y no se encuentra dentro del elenco de conferencias famosas y renombradas que a todos nos vienen a la mente. Como ocurre con todas, esta toma el nombre de la localidad suiza de Zimmerwald, cerca de Berna. Pero como muchos de los acontecimientos históricos que mes a mes, y artículo a artículo vamos desglosando y explicando, esta conferencia tiene una relevancia crucial en el devenir de la Europa de la Primera Guerra Mundial primero, de la Revolución socialista en Rusia después, y en definitiva de toda la historia del siglo XX.

Antes de entrar en la conferencia en sí, debemos ponernos en antecedentes. Situémonos en Europa en la segunda década del siglo, y observemos como estalla el mayor conflicto armado hasta la fecha, implicando mediante un complejo entramado de alianzas e intereses a todas las potencias del mundo. Fue la expresión más sangrienta de las pugnas imperialistas y coloniales, que se llevaban varias décadas articulando. En la esfera política de cada país la mayor parte de los partidos enarbolaron los sentimientos nacionalistas y belicistas, que empujaban las conciencias de las clases trabajadoras hacia un primer ímpetu pro-guerra. Solo algunos partidos socialistas mantienen una actitud crítica frente a la guerra, que en todos los casos es reprimida, con cárcel o exilio.  Esta posición internacionalista y pacifista estaba por definirse aún dentro del movimiento socialista internacional, ya que en el seno de la II Internacional se había dado esta divergencia, y no se decidía a actuar. Y aquí entra en juego la petición de los socialistas italianos de celebrar una conferencia con representantes de todos los partidos socialistas y obreros para decidir sobre ello. 

El lugar elegido fue un pueblito de los Alpes suizos, país neutral donde la guerra no había dejado huella. Aun así la seguridad y la clandestinidad, seguían muy presentes, y así se presentaron cuatro dirigencias con treinta y ocho “ornitólogos” que desbordaron los hoteles del pueblo, cuyos habitantes desconocían la relevancia de sus huéspedes y los acuerdos que tomaron.

La conferencia reunió a treinta y ocho delegados socialistas de once países, tanto neutrales como beligerantes. Los principales participantes de la conferencia fueron Gregory Zinoniev y Vladimir Lenin (bolcheviques), Pavel Axelrod y Leon Trotsky (mencheviques); Angélica Balabanova y Oddino Morgari del Partido Socialista Italiano; Adolf Warski del Presidium de la Social Democracia del Reino de Polonia y Lituania; Maksymilian Horwitz del Partido Socialista – Izquierda Polaco; y Robert Grimm del Partido Socialdemócrata de Suiza. El número reducido de asistentes ya es un claro signo de fractura dentro del movimiento socialista, el cual se debatía entre la guerra, la paz y la revolución. Lenin llegaría a bromear diciendo todos los internacionalistas del mundo caben en cuatro diligencias”.

En lo concerniente a la guerra, como he comentado más arriba, en el movimiento socialista internacional se encontraban enfrentadas tres posiciones. En orden decreciente de apoyos, la posición favorable a la guerra, los llamados chovinistas; después los pacifistas, que abogaban por una paz civil; y los terceros, la izquierda, que defendían que había que superar la paz civil mediante la revolución, con la guerra civil. Los que poseían una posición de ruptura, verdaderamente revolucionaría resultarían la minoría.

La posición dominante dentro de la conferencia era el pacifismo, entendiéndolo como posición centro, mientras a la derecha se situaban los ambiguos frente al conflicto, y a la izquierda los verdaderamente revolucionarios. Como resultado de esta relación de fuerzas,  se concluye con  un rechazo a la guerra,  y así se redacto una declaración conjunta de las delegaciones francesa y alemana. Esta declaración, firmada por Ledebour y Hoffman (Alemania) y Merrheim y Bouderon (Francia), afirmaba que la I Guerra Mundial no era su guerra, que fue provocada por la política imperialista y colonial de todos los gobiernos. Abogaba por la restauración de Bélgica y por una paz sin anexiones o "incorporación económica" basada en la autodeterminación de los pueblos involucrados, dejando así descontentos a los más conservadores que no podían aceptar llevar acabo muchas de las directrices marcadas contra la guerra, como votar en contra de fondos militares; y al ala izquierda que pedía una crítica hacia el oportunismo y el social chovinismo. La brecha se abría cada vez más entre ambos.

Finalmente, Lenin y la Izquierda firmaron el Manifiesto de Zimmerwald. Lenin resume su conclusión en su artículo El Primer Paso, donde escribe: "En la práctica, el manifiesto significa un paso hacia una ruptura ideológica y práctica con el oportunismo y el social chovinismo. Al mismo tiempo, el manifiesto, como cualquier análisis mostrará, contiene inconsistencias, y no dice todo lo que hay que decir”.

Las conclusiones sacadlas vosotros mismos, pero a la vista de todos están los resultados en los años venideros, derivados de las posiciones mantenidas por las tres posturas, las cuales quedan reflejadas como una radiografía en la Conferencia de Zimmerwald. Por tanto es muy importante tener presente esta conferencia, porque su análisis y compresión facilita el estudio de aquellos tiempos tan convulsos.

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