Para no volver atrás, hacia un sindicato estudiantil para todo el Estado

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Marina Gómez

Miembro del Comité Central de los CJC

En el año 2001, en el Estado español se iniciaba un ciclo de protestas y lucha contra la implantación de la Ley Orgánica de Universidades (LOU). Este ciclo supuso un conjunto de movilizaciones masivas contra los primeros planes mercantilistas del gobierno en torno a la cuestión de la educación. Estas luchas del movimiento estudiantil contra la privatización y el elitismo de la educación pública tuvieron su continuidad a raíz de la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), más conocido como Proceso de Bolonia, en el año 2007, que venía a abrir un nuevo ciclo de movilización masiva del estudiantado, con el objetivo de frenar la reforma y elevar el nivel de conciencia del mismo en torno a la necesidad de una educación pública.

Ahora, y desde el año 2011, estamos asistiendo a otro ciclo de movilización, esta vez generado en un principio contra la reforma privatizadora Estrategia Universidad 2015, y posteriormente y con mucha más fuerza en torno a los recortes presupuestarios sobre todo el sistema educativo público, becas, instalaciones de los centros de estudio, condiciones de trabajo del profesorado y del personal de administración y servicios, etc.

Analizando con perspectiva y en clave temporal todos estos procesos podemos observar cómo entre un ciclo y otro existe siempre un parón de duración variable en las luchas, un momento de reflujo en el que el estudiantado se repliega hasta que, en clave de contraofensiva, se vuelve levantar contra alguna medida del gobierno.

¿Es esta una dinámica acertada para el movimiento estudiantil? Ciertamente no, ya que la lucha por una educación pública, al servicio de la clase obrera y el pueblo, no debe frenarse cuando una medida ha sido implantada, y levantarse cuando ésta es anunciada; sino que debe ser constante y continua en la medida en que la educación por la que luchamos solo puede conseguirse definitivamente cuando cambien las bases que sustentan el sistema que diseña los modelos de educación.

En este sentido la lucha del estudiantado es un torrente de fuerza que se ha de canalizar de forma que podamos evitar el funcionamiento cíclico del movimiento estudiantil y lo transformemos en una fuerza estable y con potencialidad transformadora. ¿Qué hace falta para esto? Hace falta avanzar en una estructuración cimentada desde la base entorno a asociaciones donde se agrupen los sectores más conscientes y combativos del estudiantado que, durante los momentos de luchas estudiantiles más álgidas, sepan dirigir el movimiento hacia la victoria; y que en momentos de reflujo de la lucha no descansen ni un minuto, explotando todas las vías de trabajo que tengan a su alcance.

Los Colectivos de Jóvenes Comunistas trabajamos desde hace tiempo por la consolidación de estas asociaciones de base, y en su coordinación a nivel estatal. La razón de esta coordinación estatal está en la necesidad de articular una lucha homogénea para todo el Estado, puesto que los efectos de los ataques que el estudiantado y los trabajadores de los centros de estudio sufren son para todos los territorios.  De esta manera, una lucha coordinada y dirigida a nivel estatal permitiría golpear con un solo puño de manera mucho más efectiva, y elevar el nivel de la movilización en el camino de la victoria.

En todo este proceso, la juventud comunista de los CJC desarrolla un papel clave: intervenir en el movimiento estudiantil a fin de consolidar esta dirección estatal de las asociaciones y avanzar hacia la creación de un sindicato estudiantil único para todo el territorio. Esta estructura permanente será la garantía que permita al estudiantado dar una respuesta contundente, la garantía que permita una movilización ampliada en la lucha de masas estudiantil.

Mediante la lucha organizada entorno a estructuras permanentes el movimiento estudiantil será capaz también de, a través de la intervención de los comunistas, superar las reivindicaciones a corto plazo en contra de reformas o planes privatizadores, en contra de recortes, etc. para colocarse en una posición que indique una alternativa en positivo para el estudiantado, así como para toda la clase trabajadora; una alternativa de futuro que garantice esa verdadera educación pública y científica; la educación en el socialismo.