Reflexiones sobre "Una Madre Imperfecta"

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Hoy os recomendamos la última película que ha protagonizado Susan Sarandon, que a pesar de tener en cada escena la impronta de Hollywood, supone todo un discurso sobre la maternidad y los roles que el patriarcado impone a las mujeres en las distintas etapas de su vida que no hay que dejar escapar. Aquí, las que siempre son las segundonas ocupan por fin el papel protagonista.

Muestra, en parte, la situación de tantas y tantas madres que dejaron de vivir para poder ocupar el papel que la sociedad le imponía, el de eternas cuidadoras, el de ser las últimas en sus propias prioridades.

También un conflicto materno-filial que se repite en gran parte de los hogares, ya que habla de recuperar la vida después de la maternidad y del matrimonio. La situación de dependencia emocional que puede derivar de haber sacrificado toda una vida por cuidar desinteresadamente a los demás, de haber sacrificado amistades y aficiones en un papel del que se nutre el capitalismo con no poca saña.

Porque nos habla de las hijas que están hartas de no ser dueñas de sus vidas, de tener miedo a no ser lo que se espera de una mujer, y de cómo los prejuicios patriarcales al respecto levantan un muro entre las mujeres que las hace competir, odiarse, sentir de todo menos empatía. De cómo derribarlos también habla, desde luego.

El personaje que interpreta Sarandon nos logra hacer reír y empatizar a cada rato, y cuanto más la vemos evolucionar durante la película más grande es este efecto. Porque pasa de ser la viuda hiperdependiente de su hija y que intenta hacer de madre incluso para gente de la que no puede recordar el nombre, a ser una mujer capaz de plantar cara a un acosador y que ha alcanzado cierta plenitud personal.

Nos encontramos también con ciertas puyas ideológicas que son de esperar en este tipo de películas, desde el "empezó de cero y mira hasta dónde ha llegado" hasta la necesidad de emparejar a toda protagonista femenina, dejando cierta sensación de que para que la mujer sea realmente feliz lo que necesita es una buena historia de amor (heterosexual, por supuesto).

Una vez vista esta película, que a pesar de lo que acabo de comentar, recomiendo mucho, lanzo una serie de preguntas al respecto casi obligatorias. Y es que la película representa esencialmente la vida de mujeres con cierto poder adquisitivo, pero, ¿Cómo habría sido la historia de haber sido protagonizadas por mujeres obreras? La respuesta no está en la pantalla, sino en nuestras madres, tías, abuelas, hermanas... En definitiva, en la mayoría de mujeres que forman parte de nuestra vida.

Y esta sería, así, la historia de cómo una mujer tiene que sobrevivir con una escasa pensión de viudedad que la hace depender económicamente de sus hijos. Sería la historia de cómo una joven ve su mundo derrumbarse porque el test de embarazo ha dado positivo, que seguramente no diría que he de comprar una casa más grande, sino si mis jefes se enteran, voy a la calle, o ¿Qué voy a hacer ahora para mantener un hijo sola y, encima, con mi sueldo?, quizás incluso la historia de un matrimonio fracasado al que el ritmo de trabajo hace imposible la conciliación familiar y al que sus bajos sueldos no les permiten contratar una niñera que garantice que su hija tenga algo de atención. En este caso, el papel de niñera seguro recaería en la abuela, que lejos de descansar y ser cuidada al fin, volvería a cuidar de los demás.

Ejemplos de este tipo podríamos poner bastantes, puesto que, pese a centrarse en el conflicto madre-hija, cuenta muchas más historias intensamente ligadas a lo que el patriarcado exige a las mujeres y a cómo estas se enfrentan al mundo día a día.