2013, el año del centenario del nacimiento del comunista portugués Álvaro Cunhal

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Desde la revista digital Tinta Roja, queríamos honrar al histórico dirigente comunista portugués, Álvaro Cunhal, en este año 2013, centenario de su nacimiento, reconociendo y dando un breve esbozo a esa larga vida militante, incansable y consecuente.

Álvaro Cunhal falleció en 2005 a los 91 años, tras una larga vida dedicada por entero a la lucha de la clase obrera y del pueblo portugués, por su emancipación, por el derrocamiento del fascismo, así como contribuyendo con su obra teórico-práctica y con su ejemplo, al conjunto de la clase obrera mundial y a todo el movimiento comunista internacional.

Cunhal fue un hombre íntegro en todos los sentidos. Fue inquebrantable en su lucha contra el fascismo y sus torturas, su cárcel y aislamiento. También lo fue en sus principios, en su lucha contra el oportunismo de derecha y el eurocomunismo, así como contra los movimientos radicales izquierdistas pequeñoburgueses. Por último, y no menos importante, fue un hombre íntegro como persona, donde los valores humanistas que nos caracterizan a los comunistas, la abnegación en el trabajo, su firmeza e incluso su reseñable faceta artística (desde un plano teórico y práctico), fueron los pilares de toda su vida.
 
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Unos esbozos históricos de la creación del PCP

El Partido Comunista Portugués fue fundado en 1921, con apoyo de la Komintern, teniendo que pasar ya a la clandestinidad en 1926, con poca experiencia militante y con un desarrollo todavía bajo. Fue en 1929 con el histórico dirigente comunista Bento Gonçalves cuando el Partido logró reorganizarse, modificando su forma de actuación de cara a sortear la represión. Con el surgimiento del Estado Novo fascista, en 1933 el Partido fue atacado con dureza, encarcelando a sus militantes, enviándolos al Campo de concentración del Tarrafal en Cabo Verde (donde falleció Gonçalves) y haciendo necesaria la reorganización de los años 40, que Cunhal lideró.

El inicio de la militancia de Álvaro Cunhal

Álvaro Cunhal nació el 10 de noviembre de 1913 en Coimbra, mudándose a los once años a Lisboa. Ya entonces tuvo que soportar circunstancias personales difíciles, falleciendo varios hermanos de corta edad. Ya en Lisboa, comenzó a estudiar en el Instituto Camões, teniendo la oportunidad de ir a la Facultad de Derecho, donde empezó su actividad revolucionaria.

En 1931, con diecisiete años de edad, comienza a militar en el Partido Comunista Portugués, participando en el movimiento asociativo y siendo elegido secretario general de la Federación de las Juventudes Comunistas Portuguesas en 1935. Fue en ese año cuando engrosa las filas de los militantes clandestinos del Partido.

Álvaro Cunhal fue detenido en 1937 y en 1939, siendo sometido a torturas, y continuando con la lucha revolucionaria una vez que fue puesto en libertad tras pasar varios meses en prisión. Dirigió la reorganización del Partido de los años 40, formando parte de su Secretariado de 1942 a 1949. Fue en estos años donde el Partido se enraizó fuertemente entre las masas, afianzando su actividad, creciendo y siendo el único partido político en la clandestinidad que pudo seguir manteniéndose a lo largo de los años.

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Los duros años del aislamiento

Cunhal volvió a ser preso en 1949, solamente pudiendo salir de prisión en la histórica Fuga de Peniche en 1960, junto a otros grandes dirigentes comunistas. En su estancia en prisión, Cunhal pasó ocho años en completo aislamiento, luchando de manera constante por sus derechos como preso político, por el derecho a tener lápiz y papel, a poseer más de un libro a la vez, etcétera. Antes de su juicio, en el cual iba a defenderse a sí mismo, no le permitieron tener lápiz ni papel, por lo que tuvo que memorizar todos los elementos que vendría a plantear, asociando las distintas partes del discurso a los azulejos de la habitación, demostrando un nivel intelectual increíble. Durante los años del aislamiento, Cunhal aseguró que “el trabajo le salvó”. En esos años siguió desarrollando su actividad artística, sus famosos “dibujos de la prisión”, cuadros, la traducción del inglés de “El rey Lear”, así como su obra teórica.

La Fuga de Peniche fue uno de las grandes heroicidades de los comunistas portugueses, ya que llevaron adelante el plan con el objetivo de salvar a los cuadros del Partido, que estaban siendo exterminados en prisión, igual que lo había sido Bento Gonçalves en el Tarrafal. Todo esto, arriesgándose a que la policía política les abatiera y perdieran algunos de los mejores cuadros del Partido. También fue necesario involucrar en esta tarea a los mejores dirigentes clandestinos, como fueron Pires Jorge y Dias Lourenço, ellos desde el exterior.

 Los últimos 15 años de la dictadura fascista

Una vez fuera de la prisión, Cunhal fue electo de nuevo para el Secretariado del PCP y, por primera vez en veinte años, el PCP vuelve a tener Secretario General tras su elección para este cargo. Cunhal pudo mantenerse dos años más en el interior de Portugal, teniendo que viajar a Moscú y luego a París, hasta que en 1974, tras la Revolución de los Claveles del 25 de abril, pudo volver a Lisboa.

Estos años fueron unos años de un importantísimo trabajo político e ideológico de Cunhal, mediante la corrección de la línea derechista adoptada entre los años 1956 y 1959, así como un combate a los claudicantes eurocomunistas, manteniendo firme la línea bolchevique y la organización del partido de nuevo tipo, único capaz de existir en el marco de la dictadura fascista y, a su vez, ser consecuente con los intereses de la clase obrera.

Fue en el año 1971 cuando terminó de escribir el libro “El radicalismo pequeñoburgués de fachada socialista”, donde critica con firmeza las líneas políticas de los grupúsculos maoístas y demás ultraizquierdistas, sus provocaciones, su incapacidad para analizar la realidad y distinguir los pasos tácticos a dar ni en la más mínima ocasión.

También fue escribo en estos años el libro “Rumbo a la victoria”, en el que define con gran acierto, como luego vino a demostrarse y como se había adoptado en el IV Congreso en 1946, que la derrota del fascismo no sería pacífica, sino que la única solución “es el levantamiento nacional, es la insurrección popular, es la lucha armada del pueblo y de los militares revolucionarios, venciendo y destruyendo el aparato militar y represivo fascista”.

De la revolución de abril, a su fallecimiento

Álvaro Cunhal llegó a Lisboa el 30 de abril de 1974, y participó al frente del grandioso Primero de Mayo de ese año, donde millones de portugueses salieron a las calles, reafirmando lo que en abril habían comenzado: la construcción de una nueva sociedad, la afirmación del inmenso poder de la clase obrera. Fue conocido como el Mayo mayor.

Los años venideros, hasta la aprobación de la Constitución Portuguesa, se conocen como el Proceso Revolucionario en Curso, donde existió una implacable lucha de clases, entre la reacción fascista y sus acciones terroristas contra el Partido y el pueblo organizado, y la clase obrera portuguesa organizada ya en la Confederación General de los Trabajadores Portugueses – Intersindical Nacional, y su Partido Comunista. Los grupos terroristas fascistas fueron el Ejército de Liberación de Portugal y el Movimiento Democrático de Liberación de Portugal, con innumerables lazos a los “nuevos demócratas” que fueron desvelándose a lo largo de los años venideros.

Este período se caracterizó por una lucha constante entre los avances revolucionarios y las tentativas golpistas reaccionarias. Mediante la contundente lucha obrera terminó siendo nacionalizada la mayor parte de la industria del país, así como los bancos y empresas de seguros nacionales. Se instauró la ley del Control obrero en los centros de producción, así como la Ley de Unicidad Sindical, donde se reafirmó que la clase obrera es una, y por tanto así debe representarse sindicalmente.

Sin embargo, el pueblo portugués no logró afianzar estas conquistas y, tras el “verano caliente” de 1975, las amenazas imperialistas de la OTAN, la continuación de las actuaciones contrarrevolucionarias, sobre todo en el norte del país, la traición constante del Partido Socialista y la desunión progresiva en el Movimiento de las Fuerzas Armadas y otros órganos de poder, no permitieron a la clase obrera consolidar sus conquistas mediante su propia dictadura. El pueblo portugués ha ido perdiendo, no sin trabar grandes batallas de resistencia, los derechos que tanto les costó conseguir.

El Partido Comunista Portugués no ha dejado de señalar a los contrarrevolucionarios y a los enemigos del pueblo. Álvaro Cunhal también contribuyó con su obra teórica a aclarar los bandos, a desenmascarar a los traidores. Su obra “La verdad y la mentira en la revolución de abril – la contrarrevolución se confiesa”, escrita en 1999, con ochenta y seis años, demuestra su constante compromiso con la causa del pueblo portugués, así como desvela las traiciones a la lucha popular de dirigentes de la socialdemocracia. Asimismo, logró mantener una posición firme en los años 90, de compromiso con el marxismo-leninismo y de firmeza ideológica, que ya podrían haber tenido otros.

Cunhal dejó de ser Secretario General del Partido Comunista Portugués en 1992, en favor de Carlos Carvalhas, pero manteniéndose como Presidente del Consejo Nacional, hasta su extinción en 1996 y manteniéndose como miembro del Comité Central hasta su muerte.

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El último gran triunfo de Álvaro Cunhal

El 13 de junio de 2005, el corazón de Álvaro Cunhal dejó de latir a los noventa y un años de edad, tras una vida de enorme sacrificio, habiendo sabido ser lo que un comunista tiene que ser: un ejemplo.

Cunhal pidió en sus últimas voluntades que no fuese leído ningún discurso en su funeral, pero quería que a él acudieran sus familiares, sus camaradas, los compañeros con los que compartió tantos años de lucha, clandestinidad y cárcel. Así fue como cientos de miles de personas acompañaron su ataúd desde la sede de Vitória, en Lisboa, hasta el cementerio del Alto de São João. La internacional sonó, mientras su mujer e hijas, sus camaradas, su pueblo, despedían puño en alto a este gran comunista, ejemplo inolvidable de la lucha de la clase obrera y del glorioso pueblo portugués.

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