La elevación de los precios de las matrículas en grados y másteres universitarios expulsan al estudiantado de extracción obrera y popular de la universidad. Solo el 27% de los estudiantes están becados, la primera matrícula oscila entre 711 y 2000 euros y así se sitúa a las universidades españolas como las octavas más caras de Europa.
Vale la pena citar también el caso de países como Letonia o Hungría, donde hace veinte años, bajo el Socialismo, el estudio en la universidad estaba 100% financiado por el Estado, mientras que hoy en día tienen matrículas que oscilan entre los 903 y 4876 y 795 y 5532 respectivamente.
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Durante estas semanas muchos son los estudiantes que o bien están haciendo las gestiones oportunas para iniciar o continuar sus estudios universitarios o bien están esperando al mes de septiembre para ello.
Pero no son las colas y el papeleo propio de estas gestiones lo que quita el sueño a más de un estudiante sino otro factor que se torna decisivo en si estudiar o continuar estudiando en la universidad o no y no es otro que el factor económico. Así pues son numerosos los jóvenes que ante estas alternativas escogen el camino del no, no por elección libre sino por imposición al no poder costear los altos precios de las matriculas universitarias.
Esta situación no se produce de forma casual, si o que responde al objetivo de la burguesía de expulsar de la universidad a la juventud de extracción obrera y popular debido a que a día de hoy ve más necesario el uso de una mano de obra de distinta (menor en la mayoría de los casos) cualificación que la que otorga la universidad.
Para ello usa distintas tácticas entre la que se encuentra por supuesto la subida de las tasas de matricula.
Así pues podemos observar como entre el curso 2011-2012 y el curso 2012-2013 las tasas de los estudios de grado subieron en todas las comunidades autónomas (a excepción de Asturias y Galicia donde fueron congeladas) llegando a cifras de un 41,9% en Castilla y León, un 42,1 % en Canarias, un 66,7% en Cataluña, un 38,1% en Madrid.
Para el mismo periodo de tiempo también se produjeron subidas en los precios de los masteres universitarios (en este caso no hubo congelación alguna) llegando a porcentajes de subida de un 144,2% en Andalucía, un 170,8% en Canarias, un 130,8% en Cataluña, un 121 % en Madrid.
Por otra parte hay que señalar los cambios que se han producido estos cursos en los precios de las segundas y sucesivas matriculas siendo como poco el doble de caros que las primeras.
A ello hay que sumar que el porcentaje de estudiantes becados de una forma u otra, es solamente del 27%, lo cual resulta claramente insuficiente.
Todos estos porcentajes de subidas en las tasas se concretan según datos del informe de la Comisión Europea "National Student Fee and Support Systems 2013-2014" en que los precios de las primeras matriculas en grado oscilan entre los 711 euros en el caso de las más baratas y los 2011 euros las más caras, pudiendo señalar sin riesgo de equivocarnos que son cada vez mucho más habituales esas matriculas de 2000 euros.
Esto sitúa a las universidades españolas como las octavas más caras de la Unión Europea si atendemos a los precios más bajos y las décimas si atendemos a los más altos.
Con estos datos de la Comisión Europea en la mano resulta muy oportuno hacer un paréntesis en este artículo y señalar el ejemplo de dos países de la UE: Letonia y Hungría donde los precios oscilan entre 903 a los 4876 euros en el primer caso y entre los 795 y los 5532 euros en el segundo. Esto pudiera parecer algo anecdótico si no fuera porque hace unas décadas los jóvenes de estos países estudiaban de forma totalmente gratuita en el marco de la construcción del socialismo. Un ejemplo más de cómo el capitalismo y la integración de los países en estructuras imperialistas como la Unión Europea no pueden ofrecer nada positivo para la juventud.
Los incrementos de las tasas universitarias de las universidades españolas señalados en párrafos anteriores han continuado en el curso 2013-2014 y para el próximo curso se prevé por un lado que en varias comunidades se congelen las tasas y en otras suban conforme a los datos de la inflación. Hay que señalar que esta congelación de las tasas para nada soluciona el problema a los estudiantes que no se pueden permitir costear sus estudios ni tampoco niega el objetivo de expulsar de la universidad a la juventud obrera y popular si no que simplemente lo hace a un ritmo un poco más calmado durante un determinado tiempo.
Así pues las reivindicaciones sobre congelaciones de tasas, fraccionamiento de pagos y similares no suponen una alternativa real a la situación actual, solo la plena gratuidad de los estudios universitarios lo supondría y eso es algo que podemos señalar que para poder ser llevado a cabo como algo permanente y completa, solo podrá ser logrado en el marco de la construcción del socialismo como ya lo fue en las distintas experiencias históricas de construcción del mismo.
