Huelga y victoria en Bershka. Una noticia sin importancia ¿No?

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Si alguien miró las páginas online de los períodicos de principios de noviembre, se encontraría, en un lado, abajo, una noticia sin mucha repercusión -porque, para qué-: Se convoca una huelga en Pontevedra, en Bershka, por parte de la plantilla de 74 mujeres y un hombre (la proporción no es aleatoria). Pocas huelgas llegan a nuestros oídos hoy en día, más aún si la noticia que vende está en Cataluña y en Venezuela, pero menos aún se plantean contra el gigante entre gigantes de España, Inditex.

Inditex, encabezada por Amancio Ortega, admirado entre círculos de empresarios y cuñados, sometió a las trabajadoras de la provincia a un salario menor que otros trabajadores de la misma empresa, además de menos derechos en todo aquello que podría ayudar a una trabajadora a conciliar su vida personal y la laboral, como el permiso de lactancia. También, sufrían el hecho de que las trabajadoras a media jornada hagan los peores turnos, y que las horas complementarias que realizan no computen en su totalidad respecto a su merecido descanso semanal. ¿Nos suena a los trabajadores de otros lugares, de otras empresas? A mi sí.

Tras nueve días de huelga, alcanzaron la victoria. Ganaron el pulso y consiguieron las medidas exigidas y subir sus sueldos en relación a otras provincias. Y a cualquiera nos parece lógico, si trabajas lo mismo, cobras lo mismo. Además de abonos que han arrancado a la empresa, como 150 euros (pobre Amancio) si alguna tiene algún hijo y 80 por cada día de asuntos propios.

Una batalla rápida. Un choque entre un gigante y unas trabajadoras que no tendrá demasiada repercusión, excepto para las vidas de unas luchadoras – lo que no tiene poca importancia. Eso se ha vivido en Pontevedra. Bershka, parte de la gran multinacional española, Inditex, de Amancio Ortega, ha sufrido un golpe tan rápido que sorprende, y del que deberíamos aprender.

Y todo ha sido en nueve días. Y las trabajadoras mismas lo saben. Saben que ha sido rápido. Y sin embargo, desde fuera, parece simple, y el mecanismo puede que sea simple, a pesar del esfuerzo y la tensión de una huelga, de lo duro que es decidirse y dar el paso de estar en huelga de verdad. Pero se resumen en una cosa, haber actuado juntas, como una sola, no dejando a ninguna atrás y mostrando que la empresa tenía bastante que perder si se enfrentaba a unas trabajadoras que sabían lo que querían. Quizás muchos no se den cuenta, pero lo que han conquistado, además de un respiro en su vida diaria, es dignidad.

Porque parecerá una chorrada, pero si Inditex ha cedido es porque sabe que si se mantiene la huelga en el tiempo, el ejemplo se extenderá. Y si se quedan cortos, volverá la lucha. Y es algo que no se pueden permitir. Ahora, su mayor miedo es que otros exijan sus derechos, quieran vivir mejor, y por eso con este acuerdo, se dedican a recordar lo buenos que son y lo mucho que dan por encima de lo que les obliga el convenio.

Muy simple, Amancio, el sueldo no es algo que tú das, es algo que te obligan a devolver de lo que robas del trabajo ajeno. Y los derechos no son algo que regalas porque eres buena persona, es algo que las trabajadoras te obligan a dar, porque si las trabajadoras deciden parar tu empresa, tú no cobras nada. Como no es tonto, esto lo sabe, pero como es empresario, tiene que ocultarlo.

Por eso en Pontevedra han ganado para todos, aunque no nos demos cuenta. Aunque parezca pequeño, ha sido grande. Enorme. Y una cosa es segura, aunque ninguna gran empresa lo quiera, de las manos de otras personas, que no las conocen, que son de otro sitio, pasará de nuevo. Otra vez, en otro lugar de nuestro país, como ellas, conqusitaremos algo más de dignidad para nuestra clase, la clase obrera.

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