Primero de Mayo: Día Internacional de la Clase Obrera

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Por qué es necesario que los explotados de hoy mantengamos el 1º de Mayo como "Día Internacional de la Clase Obrera", más allá de las tergiversaciones que se pretenden hacer acerca de este señalado día, modificándolo por "Día del Trabajo" u otros similares que eliminan su carácter clasista hasta diluir su significado histórico.

¿Por qué hemos de guardar en la memoria el día en el que se inició en Chicago una huelga en reivindicación de la jornada laboral de 8 horas, y que la Segunda Internacional estableció como el día de los trabajadores? ¿No ha quedado suficientemente claro la existencia de la clase trabajadora, tras años de lucha y sangre vertida del proletariado, como la de aquellos ocho obreros que fueron asesinados en Estados Unidos por reclamar la jornada laboral de 8 horas?

La oligarquía en el poder siempre ha tratado de borrar la identidad colectiva los trabajadores porque en ello ve la posibilidad de perpetuar su dominio. Prueba de esto es el caso del propio país en el que se produjeron aquellos sucesos heroicos que dieron lugar al 1º de Mayo. El presidente estadounidense Glover Cleveland hizo que su Estado considerara festivo el 1 de septiembre celebrando el Labour Day, en oposición al 1º de Mayo. Hasta qué punto la burguesía odia y teme la identidad colectiva de la clase obrera lo demuestran hechos como éste.

Disolviendo la memoria colectiva de la clase obrera la burguesía borra los mapas de combate de nuestra clase, la desorienta para hacerla perder su propia hoja de ruta, sembrando la confusión y dirigiendo el descontento de la clase trabajadora y los sectores populares contra objetivos abstractos o contra enemigos que no son sino la consecuencia del régimen capitalista de explotación.

Esto no es cosa del pasado, sino nuestro presente. Años de pacto social y de pérdida de nuestras tradiciones de lucha han provocado que hoy algunos sectores sociales proletarizados por la concentración del capital adopten un discurso de defensa de las "clases medias" o los intereses de todos los "ciudadanos", no situando los intereses de la clase obrera en primer orden. En el capitalismo las principales clases en contienda son la trabajadora y la burguesa. Optar sin condiciones ni medias tintas por la defensa de una de estas dos clases nos sitúa a un lugar o a otro de la barricada. Y para esto es fundamental identificar los intereses de a quién defendemos.

El verdadero peligro, podemos concluir a tenor de las últimas grandes movilizaciones que se han llevado a cabo en el país, es que el discurso que convierte en una diáspora el sujeto revolucionario cale entre los trabajadores. Cuando esto ocurre estamos en presencia de las ideas de la clase dominante en las filas de la clase obrera. El discurso de las "clases medias", los "ciudadanos", etc. cumplen una función catalizadora de la protesta social hacia posiciones que acaban jugando un papel inocuo dentro del capitalismo, por no situar y definir a sus enemigos de clase, ya que parten de una perspectiva difusa dentro de la definición de aquellos que defienden los intereses de la clase obrera y los que protegen los intereses de la burguesía monopolista. Ejemplos de esto lo encontramos en protestas donde se dice luchar contra "la casta política", contra el "sistema de representación", contra la "estafa" de la crisis, etc.

Por esto, defender el 1º de Mayo como el Día Internacional de la Clase Obrera, es hoy una actualidad. Contra aquellos que dicen que es el "día del trabajo" o labour day, pero también contra los que desde una posición de "izquierdas" dicen que hoy la clase obrera ya no juega un papel determinante en el proceso revolucionario y proponen sustituir el Día de la Clase Obrera por nuevos inventos como el MayDay, que vendría a representar los intereses de otros colectivos sociales para ellos no obreros, como el precariado, etc. Nosotros tenemos claro que los precarios son obreros con unas condiciones laborales más degradadas, y que en nuestra época es la de la revolución de la clase obrera.

En este 1º de Mayo, con más de seis millones de parados y con una tasa de desempleo juvenil de casi el 60%; con unas condiciones laborales más degradadas del conjunto de la clase obrera, como consecuencia de la aplicación de las contrarreformas laborales que llevaron a cabo los distintos gobiernos de la patronal; donde los contratos son todavía más precarios, con menos derechos, con más trabajo por menos salario y donde la mujer trabajadora se lleva la peor parte; donde la libertad sindical es una ficción en la mayor parte de empresas y donde a los sindicalistas consecuentes se les intenta encarcelar; cuando observamos cómo gran parte de la juventud obrera marcha en busca de mejores oportunidades fuera del país; con noticias diarias donde escuchamos que los pisos de los trabajadores son robados por la banca y donde se nos dice que España es un país donde la desnutrición infantil ya es una realidad, tenemos que concluir que todo esto es la consecuencia lógica del sistema capitalista en el que vivimos.

Si el capitalismo se basa en la explotación de una clase sobre otra, en una época imperialista donde los grandes monopolios todo lo deciden, sólo podemos responder con más organización, más lucha, y con nítidas posiciones en defensa de nuestra clase. Por esto, es fundamental desterrar para siempre el pacto social dentro del sindicalismo e impulsar los Comités para la Unidad Obrera, a la vez que reforzamos las filas del Partido Comunista de los Pueblos de España y los Colectivos de Jóvenes Comunistas. Celebrar el Primero de Mayo es afirmar nuestra identidad de clase, y hacer esto es adquirir consciencia de nuestras tareas más inmediatas.


Roberto Guijarro es Responsable de la Comisión de Movimiento Obrero del Comité Central de los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC).

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