La necesidad de analizar rigurosamente los fenómenos de nuestro tiempo

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Ástor García

En el pasado mes de diciembre se celebró en Caracas la I Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, conocida por sus siglas CELAC. Así se iniciaba la andadura de una nueva estructura intergubernamental regional que aglutina a todos los países del continente americano excepto a EEUU y Canadá, además de Puerto Rico debido a su estatus colonial.

Este proceso ha suscitado sonoros aplausos, dado que, según se dice, supone un paso en la consolidación de un bloque americano de estados libre de la tutela norteamericana y europea, además de un intento de vaciar de sentido una organización tan en entredicho como la Organización de Estados Americanos (OEA), tristemente famosa por su papel de títere de los intereses yankis al sur del Río Bravo. Willy Meyer, eurodiputado de Izquierda Unida y miembro del Comité Ejecutivo del Partido de la Izquierda Europea (PIE), declaraba que la creación de la CELAC ayudaba a “acelerar el proceso de integración regional del continente americano, y convertirse en un dique de contención de las medidas económicas y financieras impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial”.

Pero los y las comunistas, ¿podemos asumir este tipo de afirmaciones sin más? Si queremos partir del análisis científico de los fenómenos, para poder analizar el alcance de la creación de la CELAC tenemos que preguntarnos sobre qué tipo de “integración regional” se está produciendo, así como si es cierto que esa integración supone realmente “un dique contra las medidas del FMI y el BM”, o sobre cuál es el papel que puede jugar este organismo en la presente fase imperialista de desarrollo del capitalismo.

La integración regional latinoamericana y caribeña, como fenómeno en abstracto, tiene diversas lecturas. Puede servir para aplastar a los pueblos o para liberarlos. En otros términos, puede ser una UE o puede ser una URSS, o una estructura a medio camino entre ambas, coyunturalmente interesante, es cierto, para nuestros hermanos americanos insertos en procesos genuinamente liberadores por cuanto que debilita el papel de las principales potencias imperialistas en la zona, pero en cuyo caso tampoco sería una URSS. En este sentido, la CELAC surge en un entorno y con unos actores que asumen las leyes capitalistas de desarrollo, salvo honrosas excepciones como Cuba. Es decir, la CELAC no surge como un bloque regional que plantee una alternativa al capitalismo (Brasil es la 7ª economía mundial, México es la 11ª, España, por ilustrar, estaría en 12º lugar), sino como un bloque regional que se conforma para mejorar la posición de ciertas potencias en la lucha entre bloques que algunos han definido como “mundo multipolar”.

Brasil y México son las dos principales potencias de América Latina y compiten directamente en el mercado mundial, siendo además sede de la mayoría de las cada vez más numerosas empresas multinacionales de la región, conocidas como “translatinas”, cuyo desarrollo ha logrado que la tasa de inversión extranjera directa (IED) en las economías latinoamericanas procedente de la propia América Latina se cuadruplicase entre 2009 y 2010. La IED representa lo que Lenin definió como “exportación de capitales”, elemento característico de la fase imperialista del capitalismo. Entre 2009 y 2010, la IED de México en América Latina se incrementó en un 84%, fundamentalmente en los sectores manufacturero y de servicios. La IED de Brasil para el mismo período, por importe de casi 12.000 millones de dólares, se centró fundamentalmente en extracción de minerales, metalurgia, alimentos y servicios financieros. Las cifras de los siguientes en la lista, Chile y Colombia, arrojan también datos de constante incremento de su IED en la región. ¿Qué significa esto? Que las principales potencias latinoamericanas están plenamente insertas en el mercado capitalista mundial, y que lógicamente buscan mejorar su posición relativa en la competencia mundial. Por tanto, ¿de qué tipo de integración regional estamos hablando si pensamos en potencias capitalistas en desarrollo? ¿Qué dique de contención a las políticas del FMI supondrá un mecanismo cuyos actores más importantes, sin contar a las economías del ALBA, que tampoco son socialistas, salvo Cuba, reciben elogios como éstos de la directora gerente del FMI?: Nos complace la disposición de las autoridades brasileñas de aportar recursos adicionales al FMI. La activa participación del país en las reformas de la estructura de gobierno de la institución ha sido una fuerza decisiva para el logro de cambios positivos. Esta es una contribución esencial para que el FMI refleje más fielmente la realidad mundial y sea, por lo tanto, una institución más legítima y eficaz.

Es cierto que la CELAC tiene en su haber el hecho de que supone un contrapeso a la hegemonía europea y norteamericana en el continente. Pero, ¿para tratar de construir otra hegemonía basada igualmente en las leyes capitalistas o para construir una hegemonía basada en la economía al servicio del pueblo, en las leyes socialistas? Decíamos en nuestro 9º Congreso que no hay salida intermedia entre capitalismo y socialismo. Ante esto, ¿alguien cree que con la CELAC se haya podido cuadrar el círculo?

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