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Jue28032024

Última actualización09:36:03 AM GMT


Perspectiva obrera del deporte frente a perspectiva burguesa

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En el capitalismo tiende a tener cabida el deporte de élite obviando que aquellos que lo visualizan o lo practican son trabajadores. Teniendo en cuenta los grandes intereses multimillonarios del capitalismo en el deporte podemos afirmar que éste cuenta con una gran carga ideologica.

Un ejemplo bastante significativo se da en el fútbol con el tema de los árbitros. En ellos cargamos todo tipo de críticas destructivas o incluso no respetando el trabajo ajeno. Otro ejemplo se da cuando nos fomentan, continuamente, esa idealización de jugadores profesionales; dejando a un lado el trabajo colectivo potenciando esos intereses particulares.

La juventud más consciente debe luchar contra este sistema para eliminar todo tipo de moral burguesa en el deporte.

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"Bajo unas relaciones de producción capitalistas, la conciencia, las ideas que rigen en la mayoría de las cabezas, son ideas capitalistas" decía un camarada hace unos meses en Tinta Roja sin equivocarse. Esta cuestión no es distinta en el deporte, si bien últimamente se ha hablado en Tinta Roja que en el capitalismo el deporte tiende a tener cabida solo como deporte de élite, no debemos olvidar que, a pesar de esto, en gran parte de los deportes la inmensa mayoría de deportistas son obreros e incluso que, analizándolo como mercancía, son los obreros los que "consumen y producen deporte" visionándolo o realizándolo.

Por tanto, a mayores de la concepción económica del deporte y los intereses de este tipo que hay en este, debemos tener en cuenta la influencia de la moral burguesa en él, y como es usado como un elemento de transmisión de esta.

Me centraré en el fútbol para exponer esta situación, tanto por ser el deporte en el que más he podido contrastar esto como por ser el más mercantilizado en nuestra sociedad y el de mayor alcance entre los trabajadores. Así pues, podemos observar como la prensa deportivo-burguesa usa el amarillismo más podrido y digno de William Hearst para fomentar el relativismo de cuestiones que, por lo general, son objetivas.

Un ejemplo es como en estas situaciones aparece un nuevo "enemigo" en el fútbol, un personaje extraño que se viste de negro para saltar al campo y que no patea el balón ni trata de atraparlo. En lo general, estas críticas a los árbitros apestan a un podrido sensacionalismo que solo tiene los dos objetivos antes dichos (económico y propagandístico).

Probablemente habrá quien piense que esto no es así, que los periodistas son profesionales objetivos que conocen de lo que hablan y que no pretenden manipular a nadie. Probemos con un ejemplo simple, todos los futboleros que estén leyendo esto conocerán, de su afición a este deporte, que es una infracción o una falta tocar al portero dentro del área pequeña, lo hemos visto en muchas ocasiones, nos lo han dicho los mass media y hemos visto sancionar esta acción por el equipo arbitral, pues bien, esta situación tan obvia no existe, es más, invito a abrir el reglamento y buscar tal atrocidad en este, si en alguna ocasión se ha dicho que se ha sancionado esto se equivocaban, puesto que, en todo caso, se habrá sancionado otra acción que ha sucedido conjuntamente (empujar al portero por ejemplo) o se habrá cometido un error.

Entonces, ¿Cuál es la razón por la que incluso ex-árbitros dan tales afirmaciones?, vender y hacer propaganda. Estas premisas y dobles reglamentos llevan el fútbol al relativismo al "unos lo pitan y otros no" y finalmente a culpar a terceros de cualquier acción que perjudique a sus clubs/empresas.

Ahora bien, ¿en que afectan estas manipulaciones a la clase obrera? ¿Qué consiguen con esto que favorezca a su clase frente a la nuestra?, mediante ello lo que pretenden es controlar otra de nuestras formaciones, nuestra formación deportiva, en lugar de llevar a nuestros equipos de barrios o colegios la moral obrera abrimos de par en par las puertas a la moral burguesa.

Para la burguesía el fútbol se trata de una serie de valors, señorío, corazón... y otras tantas abstracciones sin sentido que se presuponen como principios absolutos. En cambio, los trabajadores, entiendo que debemos llevar a nuestros equipos premisas como la crítica y la autocrítica superadora de errores, que han sustituido por inculcar a nuestros jóvenes una crítica destructiva hacia colegiados y rivales, o el respeto al trabajo ajeno, en lugar de seguir promoviendo en nuestra juventud el desprecio a esos que "son todos malos y no hacen nada" o a nuestros propios compañeros de equipo. Que los trabajadores alcemos las consignas de la burguesía en nuestro deporte es, cuanto menos, preocupante. Así pues, vemos como en los estadios se repiten en nuestras gradas las consignas de la tribuna de puro, pañuelo y traje.

Además, si atendemos a como se practica el deporte en nuestros equipos de barrio, vemos como, a mayores de repetirse las conductas anteriores, se fomenta en nuestros jóvenes mentalidades individualistas a fin de que intenten ser Messi o Ronaldo en lugar de fomentar el trabajo colectivo y anteponer el conjunto a los intereses particulares.

En estos equipos también encontramos como aquello de "todo vale" del capitalismo es transmitido a nuestros jóvenes como una forma de vida y competición, mientras los obreros aplaudimos "la mano de Dios" y gritamos "písale la cabeza" a nuestros jóvenes, estamos asumiendo esa perspectiva en lugar de valorar el esfuerzo, el trabajo y la organización frente a las trampas que pisan la labor de muchos en beneficio propio.

Volviendo a la referencia inicial, debemos asumir que esta realidad existirá en tanto que exista el capitalismo, pero la juventud más consciente, aun bajo este sistema, debe hacer frente a ello, aquello de "En cada barrio, centro de estudios y de trabajo ¡Juventud comunista!" implica también que la bandera roja debe "estar" con la juventud en las instalaciones deportivas y no "abandonarla" mientras vemos o hacemos deporte.

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