Natación o cómo el capitalismo ahoga el deporte para la juventud

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La natación es otro de esos deportes que los jóvenes practicamos como una forma de romper con la rutina y también divertirnos mejorando nuestra forma física.

Pero la práctica de este deporte también es difícil. Si queremos ir más allá de la práctica amateur, los costes se disparan y las escasas competiciones se hacen prácticamente imposibles.

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Cada vez somos más los jóvenes que optamos por practicar deporte en nuestro tiempo libre. La razón es simple: buscamos relajarnos tras un duro día de estudio o de trabajo o simplemente lo hacemos por motivación. La natación es un buen deporte, pero lejos de convertirse en un referente entre la juventud, cada vez se está estrangulando más la posibilidad de que aquellos jóvenes que lo deseen puedan practicarlo. La natación requiere de un esfuerzo personal muy alto así como de una situación económica buena que casi siempre dificulta el acceso a su ejercicio profesional.

La primera cuestión estriba en la organización de mi tiempo: en mi caso estudio y me es realmente imposible compaginar los horarios de estudio y de las clases con el tiempo que necesito para la natación, esto me lleva a lastrar el trabajo en mis estudios pero también a no poder dar lo máximo de mis capacidades para la natación. En el caso de un joven trabajador lo tendrá incluso más complicado ya que difícilmente podrá pagar las cuotas de un club deportivo o alquilar una calle de una piscina para nadar. En la Comunidad de Madrid hay diferentes clubes para la natación y otros deportes acuáticos (entre ellos destacan el Canoe y Moscardó) pero somos pocos los jóvenes de extracción obrera que podemos hacer frente a cuotas que en algunos casos ascienden a 900 euros por curso. La organización de los clubes se realiza de la siguiente forma: el club deportivo alquila calles de una piscina de un polideportivo en Madrid; el alquiler de estas calles supone un precio elevadísimo además de deficiente ya que meter a 10 alumnos en una calle nos lleva al hacinamiento. Lo siguiente es el horario. Los polideportivos alquilan sus calles en horarios en los que los jóvenes o estamos trabajando o estamos en clases. La masificación de las piscinas conlleva nefastas consecuencias para todos los nadadores del club.

Pasemos ahora a hablar sobre el material necesario. Cualquier alumno de natación necesita un bañador, gorro y gafas. Este equipo "básico" oscila entre los 40 euros para un nadador aficionado y los 350 euros en caso de participar en competiciones de élite. Si a pesar de todos estos impedimentos logramos llegar a una competición nacional (en España se realizan 3 al año) o a una madrileña (celebradas varias veces durante invierno) nos topamos con otra barrera económica: nadie me paga los gastos de desplazamiento, alojamiento... durante la competición; tiene que salir de mi bolsillo.

Las grandes empresas aprovechan la precaria situación del deporte –natación en este caso– para meter la zarpa y obtener beneficios. La privatización de polideportivos (y el cierre de clubes) es un proceso que viene agravándose en el periodo de crisis y que ha causado estragos entre muchos jóvenes. La realidad de esta privatización de la natación nos muestra cómo en los polideportivos falta personal (socorristas, sanitarios...) y también las deficientes infraestructuras: baldosas rotas, poyetes rotos (en los que si no te das cuenta te puedes cortar), vestuarios en pésimas condiciones etc... Quizás uno de los hechos más significativos para los nadadores es cómo en los últimos 3 años se ha dejado de calentar el agua de las piscinas de la Comunidad.

¿Y sobre los valores de solidaridad, respeto y bienestar dentro de la natación? Ver la natación "desde fuera" no se parece nada a practicarla. Son muchos los clubes que imponen objetivos (sobre todo en el caso de la natación femenina) como adelgazar y tener un cuerpo "esbelto". El deporte de competición, elitista, te enseña a explotar tu cuerpo y sacarle beneficio con pésimas consecuencias para tu salud (trastornos alimenticios sobre todo). Nuestro rendimiento debe ser enorme: pruebas continuas y otras malas prácticas que acarrean graves problemas físicos.

Esta es la realidad de la natación y de cada vez más deportes, ante esto los jóvenes pedimos un deporte que se adecúe a nuestras necesidades, un deporte popular que no excluya a los que no puedan permitírselo si no que incite a toda la juventud a la práctica sana y al ejercicio de la salud física. El capitalismo ahoga las ilusiones y metas que cualquier joven obrero y de extracción popular pueda tener en la natación, por ello es necesario luchar hasta lograr el control de los clubes deportivos, de los polideportivos e instalaciones varias, ponerlos a nuestro servicio de clase y construir un nuevo deporte basado en los principios de la solidaridad, compañerismo y el respeto colectivo.

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