El futuro es el poder obrero y el socialismo-comunismo

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Editorial Unidad y Lucha Nº 296 – Octubre de 2012

“La realidad es tozuda”, era una de las expresiones favoritas de Fernando Sagaseta. Esa afirmación resume, de manera sintética, una concepción materialista del mundo y de las relaciones sociales. Y desde luego que tenía razón.

El actual gobierno de la oligarquía afirma, una y otra vez, que pondrá remedio a la actual quiebra del sistema capitalista, y promete que las condiciones de vida de la mayoría social mejorarán bajo su batuta política. Pero, efectivamente, la realidad es tozuda, y los distintos indicadores económicos continúan –con su tendencia bajista– desmintiendo las promesas gubernamentales; y el pueblo cada día vive en condiciones más extremas, con carencias de todo tipo. Las últimas previsiones de la misma patronal vienen a ratificar este análisis. Sus estimaciones dan una caída del PIB para el año 2013 de –1,6%, muy superior al que reconoce el gobierno. Y la cifra de paro, según estas misma fuentes, llegará hasta el 26,5%, es decir, a los seis millones de personas.

El agravamiento imparable de la crisis estructural del capitalismo español dentro de la crisis general del sistema capitalista internacional– se está llevando por delante al gobierno de refresco del que se dotó la oligarquía a finales del año pasado. En esta ocasión la alternancia bipartidista demuestra sus cortos límites cuando se produce en medio de una agudización de la lucha de clases, que ayuda al proceso de recuperación de la conciencia revolucionaria de la clase obrera.

Mariano Rajoy trata, desesperadamente, de evitar la petición de un nuevo rescate; que desde Bruselas le grita que es inevitable y que le dicen que cuanto antes lo solicite mejor. El Presidente del gobierno conoce las medida de todo tipo que ese rescate implica y su doble efecto. Por un lado significará un paso más en la penetración-apropiación del capital monopolista sobre los sectores estratégicos de la economía de España, y por otro, Bruselas impondrá nuevas medidas brutales de ajuste sobre las espaldas de la clase obrera, las cuales tendrán un altísimo coste político sobre este maltrecho gobierno.

La respuesta obrera se va activando paso a paso dentro de la UE. El gobierno portugués ha tenido que dar un paso atrás en sus últimas medidas que reducían los salarios un 7% a toda la clase obrera, en Grecia una nueva huelga general –a finales de septiembre– ha obtenido un gran respaldo de la clase obrera, el encanto de Hollande se evapora a pocas semanas de su elección; y todo ello en un escenario donde las instituciones capitalistas internacionales también tienen que revisar en sentido negativo sus previsiones de futuro.

Contra quienes consideran que luchar hoy por el objetivo del socialismo-comunismo –como eje estratégico de la movilización obrera–, es un ejercicio de voluntarismo, podemos decir que lo que sí que es voluntarista es creer que el capitalismo actual será capaz de resolver esta crisis dándole a la clase obrera el nivel de salario y de consumo de la liquidada etapa expansiva. Ciertamente que hay que tener un grado muy alto de candidez para fiar a esa hipótesis el futuro en la sociedad capitalista.

La hipotética salida capitalista de la crisis sería dantesca para la clase obrera; sin negociación colectiva, con despido libre, con una mayoría del pueblo sin recursos económicos para ir al dentista, para dar una alimentación adecuada a buena parte de la población infantil o para bañarse con agua caliente, etc., con guerra permanente y con un estado policial de control y espionaje universal y permanente –en tiempo real– de todas las personas. Un estado criminal terrorista como nunca se conoció en la historia, ni siquiera en el nazi-fascismo alemán.

Sin lucha decidida por el socialismo-comunismo, y sin Partido Comunista que encabece esa lucha, no hay ninguna esperanza para la mayoría social. Por ello el PCPE reitera su llamamiento a todas las fuerzas de la transformación social –fuerzas obreras y populares– para articular el Frente Obrero y Popular por el Socialismo; alianza dirigida por la clase obrera que abrirá el camino a la vía socialista que liquidará la formación sociohistórica capitalista hasta sus mismos cimientos. Sólo la lucha nos dará la victoria.

Fisuras en el bloque oligárquico

Cuando el barco capitalista navegaba –engañosamente– a toda máquina, las clases dominantes constituían un bloque compacto que organizaba el saqueo y la explotación al unísono, sin mayores disensiones. Ahora, cuando el barco se hunde, son pocos los que quedan en la cubierta bailando al son de la orquesta, y desde algunos camarotes se empieza a buscar una mejor posición para cuando se lancen al agua los botes salvavidas.

La burguesía catalana, a través de su gobierno de CiU ahora –y antes con el socialdemócrata Tripartito–, ha sido la que ha aplicado los recortes contra la clase obrera con mayor determinación. Casos como el pago del euro por receta médica o el cobro por llevar la comida al cole en la fiambrera, son paradigmáticos, y también –por supuesto–, sucesivas rebajas de salarios y de servicios sociales básicos.

Esta burguesía, consciente de la profundidad de la crisis capitalista, y de la debilidad y los serios problemas del Gobierno de Rajoy, trata de salvar su situación a la desesperada. El Presidente A. Mas sabe que no tiene otro remedio que negociar con el gobierno del estado un importante rescate económico, y trata de evitar la interesada condicionalidad que lleva asociado el mismo.

Entonces es cuando se echa mano del nacionalismo como recurso victimista, una vez más en la historia. Puesta en escena esta maniobra el President ha tenido la habilidad de poner detrás de la burguesía a una parte importante del pueblo catalán. Se oculta la contradicción de clase, se esconden las luchas obreras, y se levanta el sentimiento nacional como factor que permite a la burguesía una calma transitoria de la lucha de clases, para intentar construir un pretendido escenario de superación de la crisis sin perder su hegemonía de clase.

En esta ocasión, una vez más, el derecho de autodeterminación no se puede separar de las posiciones de lucha por el socialismo-comunismo, y de la lucha contra la crisis capitalista. Esa es en estos momentos la tarea de la organización comunista.

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