Se suceden las reformas educativas, los diferentes recortes en educación por parte del gobierno de turno, la expulsión de miles de estudiantes de extracción obrera y popular de la educación universitaria... Y, mientras tanto, el movimiento estudiantil tiene el mismo problema que todo estudiante organizado ha escuchado, analizado y tratado de poner remedio: una falta notable de coordinación y estructuración desde la base, que permita vertebrar un movimiento estudiantil fuerte en todo el país y así plantar cara al desmantelamiento de la educación pública y defienda los intereses de las y los estudiantes.
Existen muchos ejemplos de las consecuencias de esta falta de coordinación por parte del estudiantado organizado en España y el pasado 20 de noviembre pudimos observar el último episodio de desorganización y consecuencias de la misma en el seno de la lucha estudiantil.