tintaroja.es


Síguenos en:

rss

Instagram CJC

YouTube
en Facebook
en Twitter

Dom05052024

Última actualización09:36:03 AM GMT


Réquiem por un campesino español y la memoria

  • PDF
Usar puntuación: / 9
MaloBueno 

La censura franquista mantuvo silenciada largo tiempo la obra de Ramón J. Sender. No fue hasta 1974 cuando pudo publicarse en España una de sus novelas más conocidas, su Réquiem por un campesino español. Veintiún años antes, bajo el título de Mosén Millán, había aparecido ya una primera versión en México, que tomará su forma y título definitivos en la edición americana de 1960. Escrita desde la memoria, la única patria de los exiliados, Réquiem por un campesino español es una de esas obras imprescindibles para cualquier lector comprometido.

El eje que vertebra la novela es la figura de Mosén Millán, el cura del pueblo. La narración, como un péndulo, oscila entre dos tiempos: uno de espera, otro de memoria. El cura, en la capilla, aguarda con el monaguillo la llegada de los vecinos y de la familia para oficiar una misa de réquiem. Pero nadie acude. Es entonces cuando Mosén Millán empieza a recordar. Así conocemos la historia de Paco el del Molino, el campesino fusilado por quien se celebra el réquiem, desde su nacimiento hasta su ejecución. Lo hacemos de forma fragmentaria, pues vamos viajando entre estos recuerdos, donde los años pasan veloces, y la capilla, el presente narrativo, donde el tiempo parece estático. Mientras esperan, el monaguillo irá recitando, como para sus adentros, versos sueltos de un romance sobre el asesinato de Paco el del Molino: la memoria de un pueblo que acusa con su ausencia, que no ha olvidado.

En este vaivén se desarrolla Réquiem por un campesino español, una novela cargada de culpa, vana expiación, lucha de clases e injusticia, en la que Sender consigue esquivar con habilidad lo panfletario y que constituye una de las obras más importantes que se han escrito sobre la guerra civil española. Y sin nombrarla. En ningún momento se le hace referencia. Y es que, dentro del universo simbólico de la obra, esta elusión tiene sentido. Sender no pretende escribir una novela histórica al uso sobre la guerra civil, sino trascenderla. Encontrar en el conflicto las identidades que en él subyacen y los motivos morales que lo sobrevuelan. Desde esta óptica, se comprende la insistencia de Sender en que su compromiso era social y no político, pues no está entre sus intenciones la propaganda, pero sí la creación de conciencia. Decía: "Un novelista o un poeta no deben tratar de resolver nada", tan solo reflejar la realidad y plantear cuestiones. Y esto, ciertamente, lo consigue.

Con todo, si bien no es su sentido último, el contenido político de la novela es innegable. El derrocamiento de Alfonso XIII, la proclamación de la II República, la convocatoria de elecciones libres y el alzamiento de los fascistas son los grandes acontecimientos que sirven de marco a la lucha de Paco el del Molino: la del empoderamiento de la clase trabajadora y la justicia social. Existe un punto de inflexión en que la mirada de Paco, siendo niño todavía, toma un valor político, y es su visita a las cuevas con Monsén Millán. Allí vivían, en condiciones lamentables, los campesinos más pobres del pueblo. Impresionado por la miseria, Paco interroga al cura. Quiere saber por qué se permite aquello. Este responde: "Cuando Dios permite la pobreza y el dolor es por algo". Y añade: "¿Qué puedes hacer tú? Esas cuevas que has visto son miserables pero las hay peores en otros pueblos". Es en ese momento cuando se aprecia la diferencia fundamental entre ambos. Paco no cierra los ojos; Mosén Millán sí, y será esa costumbre la que más tarde lo convertirá en culpable. Años después, tras hacer efectiva la reforma agraria y expropiar las tierras del duque, Paco el del Molino no olvidará a los pobres de las cuevas. Las familias ricas opusieron resistencia, defendiendo sus derechos sobre aquellos terrenos, pero, como sentenció el campesino: "Lo que hicieron los hombres, los hombres lo deshacen". Y vaya si tenía razón.

En un pueblo perdido de Huesca, la guerra no estalla, sobreviene. Como una granizada violenta que acaba con la cosecha, los fascistas irrumpen en el pueblo y ponen fin a la etapa de progreso iniciada por Paco y sus compañeros. Así vuelan las esperanzas y el futuro del pueblo, dejando en la tierra un rastro de sangre "como una bandada de pájaros después de una perdigonada".

Solo la memoria puede convertir la historia en arte, y Sender lo demuestra en esta magnífica novela corta. Con un estilo sobrio, consigue trenzar los símbolos entre el olor del incienso, en la capilla, y de la tierra, en los recuerdos, para contar mucho más que el asesinato de un campesino en un pequeño pueblo aragonés.

Desde el punto de vista político, Réquiem por un campesino español abre un espacio de reflexión desde el cual interpretar no solo el pasado, sino también el presente. Un lugar desde el que comprender el desinterés cínico por la memoria de quienes, aún hoy, no han logrado zafarse del hedor franquista, esos que quieren pasar página antes de que podamos leer lo que escribieron. Un lugar desde el que reivindicar la memoria enterrada en las cunetas, los huesos sin nombre. Quizá esta novela sirva para eso, para volver la vista atrás y reflexionar sobre nuestra historia como pueblo, nuestro propio romance de Paco el del Molino. Para luchar por la memoria, para que no olvidemos.

AddThis Social Bookmark Button

Enlaces

 

Campañas de la Juventud Comunista

mos   luchar

Síguenos en Twitter


Síguenos en Facebook