El Manifiesto Comunista es uno de los documentos más relevantes para la historia del mundo, y además de su profundo contenido científico, en este artículo esbozaremos su parte más mundana y quizás olvidada, su llegada al mundo, su impresión y distribución en el Londres industrial de 1848.

 

Para entender la redacción de este documento debemos viajar al occidente europeo a mediados del siglo XIX, más concretamente a la década de los 40. Surgida en París se estaba desarrollando la Liga de los Justos, formada por pensadores y filósofos socialistas que criticaban la sociedad burguesa de su época. A esta liga se unieron a mediados de la década, dos exiliados alemanes, Karl Marx y Friedrich Engels, miembros del Comité comunista de Correspondencia. Tras varios debates internos, la liga decidió formarse como partido político que dirigiera a las masas mediante su propaganda a la revolución social, y además cambio su nombre por la Liga de los Comunistas, para diferenciarse de los socialistas de la época que abogaban por un cambio desde arriba, el reformismo. Es ahora cuando la Liga cambia su lema por: ¡Proletarios de todos los países, uníos!

En la celebración de su segundo congreso en 1847, en el que adoptaron la línea marxista, la Liga de los Comunistas encargó a Marx y a Engels la elaboración de un documento que recogiera los principios de la Liga a modo de declaración al mundo. En un primer momento esta tarea recayó sobre Engels, que planteó este primer documento como un catecismo, es decir, una recopilación de leyes fundamentales del comunismo, con el nombre de los Principios del Comunismo. Pero la elaboración final del documento se la debemos a Marx, que tomando como referente el borrador de su compañero, redactó el Manifiesto del Partido Comunista. La forma final del mismo recoge perfectamente la función para el que la Liga lo había encargado: un mensaje al mundo cargado de contenido científico y político, que sirviera de vehículo de las nuevas ideas comunistas.

La primera publicación del Manifiesto Comunista, se realizó el 21de Febrero de 1848, en la ciudad de Londres, en la imprenta de J.E. Burghard. Su encargo e impresión no puede ser entendida sin la participación de sus dos creadores, sin olvidar además a la esposa de Marx, Jenny Von Westphale. Esta primera edición era en alemán, pero en cosa de pocos años se había traducido a la mayoría de idiomas de la Europa Central, como el polaco o el francés. En el caso español, no sería hasta el 2 de Noviembre de 1872, cuando José Mesa y Leompart publicara su traducción del manifiesto en la revista La Emancipación. La expansión y acogida que tuvo el Manifiesto Comunista durante el siglo XIX se podría calificar de limitada, en comparación con el exponencial crecimiento del siglo XX, fomentado principalmente por el éxito de la revolución de octubre y las teorías marxistas. A mediados del siglo XX, se había traducido a la mayoría de las lenguas del mundo, y actualmente su alcance es global.

Este documento fue ampliado con sus diferentes prefacios, que añadían además planteamientos nacidos de acontecimientos contemporáneos a los autores, como fue La Comuna de París. Debemos tener en cuenta que el Manifiesto Comunista es la primera publicación del pensamiento de Marx y Engels en común, y por lo tanto marca el primer hito, de la que posteriormente sería una de las más fructíferas relaciones intelectuales de todos los tiempos.