Hoy en Tinta Roja os traemos Mustang, el primer largometraje de la directora Deniz Gamze. Nominada a la categoría de mejor película extranjera en los Oscar de 2016, y siendo galardonada en los premios Lumière en las categorías mejor primera película y como mejor revelación femenina por las cinco actrices principales, llegaba el pasado 11 de marzo a nuestros cines.

Durante esta hora y media, quizás veamos algunos momentos de la juventud de Deniz Gamze en su Turquía natal. Quizás, podamos acercarnos un poco al día a día de tantas niñas y mujeres que sufren matrimonios forzados y una normalizada violencia doméstica que empuja a tantas otras al suicidio. Incluso, podamos llegar a reconocer momentos que a ninguna nos serán demasiado remotos.

La película nos lleva a la Turquía actual, a uno de esos pueblos donde nada parece ir demasiado lento. El entorno rural y aislado acompaña a una mentalidad conservadora y abiertamente misógina en esta historia que denuncia la situación que viven las jóvenes, muy especialmente de extracción obrera y popular.

Las cinco protagonistas, de 12 a 16 años, representan el coraje que faltó en tantas ocasiones, pero también el grito y la lucha por la libertad de tantas valientes, la fuerza que nace de la unión y del apoyo mutuo frente a la injusticia. La propia directora habla de ellas como una especie de hidra de cinco cabezas; cinco jóvenes íntimamente unidas, actuando siempre en hermandad, pero con su propio temperamento y destino.

A lo largo de la película, los muros se hacen más altos, y la autoridad de su tío más presente en sus vidas. Pequeñas cosas como ir a un partido de fútbol o disfrutar del primer amor se vuelven objeto de planes arriesgados. A medida que estos muros crecen, ir a la escuela se sustituye por aprender en casa a ser buenas esposas, y disfrutar del aire libre en ser expuestas a los posibles pretendientes que su abuela les elije.

La historia está contada como un cuento de hadas, salvo que esta vez la hidra es la heroína y tiene mucho que decir aquí. El violín en especial, y la banda sonora en general, pondrán el resto de belleza a esta película, que difícilmente te dejará indiferente.

El final del cuento poco importa, y de sobra sabemos el final que probablemente tendría en el mundo real. También, debemos tener en cuenta que en ningún momento cuestiona la base económica que agrava la situación de las mujeres, y la lucha por su emancipación se ve en numerosas ocasiones reducida a actos de rebeldía, siendo este un discurso apto incluso para que la película reciba el premio LUX por parte del Parlamento Europeo.

La necesidad de luchar por una vida mejor, la necesidad de que las mujeres que más sufren la violencia de este sistema inhumano comprendan la importancia de rebelarse, de luchar, juntas, y organizadas, debe encaminarse también en la lucha contra la explotación del hombre por el hombre. Para ser invencibles, y para que ninguna niña tenga que renunciar nunca más a su infancia vestida de novia, para lograr ser socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.