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Vie29032024

Última actualización09:36:03 AM GMT


Golpes de tinta contra el franquismo

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Las palabras e ideales que las cárceles y la muerte no pudieron callar. La prensa clandestina, de muy diverso género, brotó tras el final de la Guerra Civil Española, resultado de la represión y el ataque directo a la libertad de expresión que sufrieron numerosas organizaciones contrarias al régimen franquista. Fueron la voz discordante, que a pequeña escala y con valentía, debilitaba y combatía el Franquismo. Desde pequeños panfletos y folletos, a periódicos y carteles, eran elaborados de forma artesanal, jugándose la vida. Sus armas, imprentas y copistas; su munición, la información y la palabra.

Así, en los primeros años del Franquismo donde la represión fue mayor y extendida, la actividad de prensa clandestina se desarrolló en gran parte en el extranjero, desde donde era introducida ilegalmente. La producción autóctona, en cambio era mucho más limitada tanto en distribución como en la calidad de los materiales y el contenido. Debemos imaginarnos la precariedad que en la mayoría de los casos caracterizaba a estas publicaciones, muchas de ellas hechas a mano o con maquinaria muy rudimentaria como el ciclostil o la vietnamita, ambas de acción manual y de baja calidad.

Avanzando el periodo, y más aún en los últimos años del Franquismo, las publicaciones aumentaron en número y variedad. Tal es el caso que no solo nos encontramos con material agitativo y propagandístico de partidos y sindicatos, como en el periodo anterior, sino que otras organizaciones como grupos cristianos, soldados, mujeres, empresas y corrientes ciudadanas, comienzan a crear sus publicaciones en la clandestinidad.

También encontramos variedad en las tipologías de las publicaciones. De materiales más elaborados y con una carga de trabajo mayor como pueda ser un libro, donde casi todos eran importados clandestinamente del extranjero; pasando por periódicos y semanales con una periodicidad y una recopilación de noticias y artículos; hasta pequeños panfletos, que a veces solían tener la portada cambiada, para evitar la censura, y cuyo contenido era perseguido.

Para hacernos una mejor idea del número y nombre de dichas publicaciones os aconsejo consultar el libro Amordazada y perseguida. Catálogo de prensa clandestina y del exilio. Donde encontramos una minuciosa recopilación de títulos y datos bibliográficos. Consultando este libro, también se confirma el hecho de que durante el Franquismo la organización política que más operó en la clandestinidad fue sin duda el PCE, y tras su creación el sindicato CCOO, con un volumen de publicaciones y títulos muy superior al resto de fuentes. Así encontramos entre otros Carril, portavoz de las Comisiones Obreras en RENFE desde 1965. “Resulta interesante el caso de Asturias, periódico que comenzó a distribuirse como boletín de la Oposición Sindical Obrera del PCE en 1965 y que en junio de 1966 se denomina Portavoz de las Comisiones Obreras. A cargo de su edición y redacción se encontrarán Horacio Fernández Inguanzo y Mario Huerta, dos de los más destacados dirigentes clandestinos del PCE, evidenciando-para el caso asturiano- lo que más tarde va a ser una constante: la estrecha vinculación entre los aparatos de propaganda de los comunistas y las Comisiones Obreras.” [1]



En la última etapa del régimen, y ligadas al PCE prolifera la prensa específicamente feminista, destacando Mundo Femenino, La mujer y la lucha,  y sus vertientes regionales. Pero sin duda no podemos hablar de prensa clandestina sin tratar Mundo Obrero, órgano de expresión del PCE desde 1930. Durante la clandestinidad debemos pensar que su producción fue centralizada en el extranjero, y fueron introducidos ilegalmente en España. Para su distribución se crearan verdaderas redes de contactos personales, grupos de lectura y discusión, todo ello en espacios muy diversos, que iban desde las fábricas y las minas, hasta los barrios y el medio rural. También es interesante el proceso de legalización que desarrolló dicho órgano en la Transición, y cuyo resultado fue nefasto, llegando al despido de gran parte de la plantilla y eliminando varias ediciones.

Otro ambiente en el que proliferó la prensa clandestina fue la Universidad, ciertamente fomentado por todas las protestas estudiantiles de finales de los 60, y los 70. Gran parte de estas publicaciones se producían en las propias facultades, y escapaban de las prohibiciones administrativas. Un caso que me ha llamado la atención es el de Critica: Órgano del Comité Universitario de Zaragoza del Partido Comunista, cuya actividad se desarrolló entre 1968 y 1976, y donde sin duda vemos un órgano de expresión que sufre los achaques de la clandestinidad, pero que sabe canalizar las necesidades informativas y de debate de sus lectores.

Recopilando gran parte de estos documentos y archivos se ha abierto la Exposición Letras Clandestinas en la Imprenta Municipal de Madrid, que hasta el 30 de octubre de 2016 expone y explica el mundo de la clandestinidad editorial y periodística mediante material original. Me parece una gran oportunidad para tener un contacto directo con estos materiales, y además es una exposición que trata un tema que jamás debe caer en el olvido, formando parte de nuestra historia reciente. Una historia que nos hace ver el esfuerzo incansable de algunas personas por alzar la voz contra el Franquismo y el sistema vigente. Una historia que ellos mismos sufrieron y pagaron con su vida, exilio o cárcel,  para que no se olvidara y que hiciera levantar conciencias.   

 


[1] Amordazada y perseguida, Catalogo de prensa clandestina y del exilio. Hemeroteca de la Fundación 1º de Mayo. Pág. 271. 

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