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Jue28032024

Última actualización09:36:03 AM GMT


Los Centros Obreros y Populares como alternativa de ocio y cultura

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La alarmante situación a la que se enfrenta la clase obrera española se hace patente en la creciente falta de acceso a la cultura que sufre especialmente la juventud. Las actividades de ocio sano se hacen cada vez más inaccesibles para los jóvenes debido en parte a la situación económica de las familias y a la falta de estimulación de la cultura por parte de las instituciones. Este panorama requiere una respuesta de organización por parte de la clase obrera y para ello surgen los Centros Obreros y Populares, espacios que pretenden ofrecer una alternativa sana de ocio, cultura y política, gestionados por y para la clase obrera.

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Las consecuencias de la crisis estructural del capitalismo que se ha desarrollado durante los últimos se han manifestado con especial virulencia entre la juventud de extracción popular. Al paro generalizado, el aumento del precio de la educación pública y el empobrecimiento de la misma se une una falta alarmante en ofertas culturales y alternativas de ocio para los jóvenes que contribuye a arrastrar a estos a prácticas autodestructivas y a la exclusión social.

Los fondos destinados a la oferta cultural son las primeras bajas en el proceso de privatización de los últimos reductos públicos del país ante la llegada de la crisis capitalista y en los últimos años la destrucción de espacios dedicados al ocio, la cultura y las actividades educativas en general ha sido sistemática.

Los jóvenes cada vez encuentran más trabas para poder practicar deporte de forma regular, más aún si se decantan por deportes minoritarios. Las equipaciones, fichas, seguros y el precio de las instalaciones hacen que la práctica de deporte sea en muchos casos inasumibles para jóvenes en situación de paro o precariedad laboral. A esto se suma un fomento del consumo de deporte únicamente como espectáculo, en pos del lucro económico de las empresas, y esto contribuye a establecer una cultura de sedentarismo entre los jóvenes. A pesar de que las inscripciones en los gimnasios aumentan entre los jóvenes no lo hacen debido a una búsqueda de la salud y la disciplina física sino más bien como una imposición encubierta que incita a alcanzar los estereotipos estéticos y que en muchos casos termina con la frustración y el abandono de la actividad física.

Otro elemento que cada vez se aleja más de las posibilidades de la clase trabajadora es el acceso a una oferta cultural de calidad a un precio asequible. El cine, totalmente consumido por el interés comercial, presenta una oferta muy limitada, por lo general poco didáctica, de nivel cultural ínfimo y a un precio exageradamente elevado. Las bibliotecas públicas son abandonadas por la administración en muchos lugares y directamente condenadas al cierre en otros a lo que se suma una educación que no consigue inculcar en absoluto una afición por la lectura entre los jóvenes de extracción obrera y popular. En general la oferta pública de actividades culturales brilla por su ausencia y para acceder a ellas es necesario contar con un dinero del que la clase trabajadora apenas dispone.

Este panorama que se suma a la situación de muchas familias obreras, con el paro y la pobreza como estigma habitual, condena a los jóvenes de los barrios a la exclusión social y los arroja a las garras de la delincuencia y la autodestrucción.

Los Centros Obreros y Populares (COP) tratan de dar solución a estos y muchos otros problemas a la vez que constituyen un núcleo de reunión y actividad política. Su localización es por naturaleza el barrio obrero y en él se desarrolla la mayor parte de su actividad, en parte para ofrecer a los jóvenes una alternativa a la que les plantea el modelo capitalista. Desde los COP se fomentan actividades tanto de carácter político como cultural, siempre con un carácter crítico y de clase en las que se busca la participación del barrio y la implantación de una oferta de ocio y un espacio de reunión al alcance de la clase trabajadora.

Históricamente estas iniciativas por parte de la clase obrera y sus organizaciones han sido boicoteadas y en muchos casos perseguidas y reprimidas. En los tiempos actuales, el capitalismo agonizante reacciona rápida y violentamente contra todo aquello que cuestione su dominación de clase y fomente la organización del poder obrero. Hemos podido comprobar a lo largo de los últimos años como continuamente han tratado de frenar de una forma u otra estas iniciativas. La defensa frente a estas agresiones no es otra que el respaldo de la clase obrera organizada en los barrios y por eso los COP aspiran a convertirse en referentes de los mismos, naciendo y creciendo al calor de la lucha contra los problemas que afectan a la clase obrera y constituyéndose como baluartes en la construcción del poder obrero y popular.

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