Louis Bloom, un extraño joven sociópata, ansía una oportunidad laboral. Un sangriento accidente de tráfico le abre los ojos. En concreto cómo saca provecho de ello un reportero sensacionalista sin escrúpulos.

La película nos muestra cómo el morbo se convierte en una característica de valor, un producto con el que comerciar para satisfacer las crónicas negras de los informativos y una audiencia sedienta de espectáculo. Un buen reflejo de la televisión de hoy en día, con su papel distorsionador de la realidad, y también una crítica velada al mercado laboral y el hombre hecho a sí mismo.

........

Nightcrawler se desarrolla en Los Ángeles, donde Louis Bloom (Jake Gyllenhaall), un extraño joven de carácter sociópata, ansía una oportunidad laboral para poder ganarse la vida. Una noche presencia por casualidad un sangriento accidente de tráfico, sobre cuya víctima aterriza un reportero a modo de ave carroñera en busca de unas impactantes imágenes que vender a alguna televisión sensacionalista. Cuando, tras hablar con el reportero, Louis conoce la cantidad de dinero que puede llegar a ganar desempeñando ese oficio, tiene claro que es a eso mismo a lo que se quiere dedicar, y se pone manos a la obra.

La película constituye una crítica no sólo a la morbosidad con que los medios tratan la crónica negra de sus informativos, sino también al hambre de sensacionalismo por parte de una audiencia empeñada en disfrutar de un espectáculo basado en contemplar desgracias ajenas como si de una película se tratase. El morbo se convierte así en una mercancía que vender al mejor precio, y los "nightcrawlers" (cuya traducción vendría a ser algo así como "rondadores nocturnos") salen cada noche con sus cámaras a la caza de atracos, asesinatos y demás sucesos, en busca de "el-más-morboso-todavía" con intención de, después, vender su "obra" a alguna cadena local ávida de vídeos cargados de violencia a los que exponer a sus espectadores en el informativo matinal del día siguiente. Se señala así a la verdadera telebasura, y se denuncia lo miserable que se puede llegar a ser con tal de sobrepasar los datos de audiencia.

Pero Nightcrawler no sólo nos habla del papel de los medios y su gusto (y el nuestro) por el morbo televisivo; también se ríe de la cultura empresarial y la verborrea del hombre hecho a sí mismo, reflexionando acerca del mercado laboral y su pésima situación, donde miles de jóvenes, dadas sus circunstancias, se ven obligados a aceptar empleos que en condiciones normales jamás aceptarían. Es éste el papel que cumple el personaje de Rick (Riz Ahmed), un desgraciado que, ante la perspectiva de no tener dónde caerse muerto, se pone a las órdenes del chiflado de Louis y hace todo lo que éste le pide bajo la eterna promesa de un ascenso en su "empresa" de vídeo-reporteros.

Con el inquietante Louis Bloom, Gyllenhaal se mete en la piel de uno de los personajes más peculiares y sórdidos que se han visto en la gran pantalla en los últimos años, del que hay quien ha establecido cierto paralelismo con el Travis Bickle de Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976). El guionista Dan Gilroy debuta en la dirección con un amargo thriller cargado de pequeñas dosis de comedia negra acerca de los medios de comunicación y la forma en que éstos nos cuentan las historias que suceden a diario en cada una de nuestras ciudades y barrios.