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Jue28032024

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El rock urbano madrileño, la cara oculta de la Movida.

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Hoy en día, cuando pensamos en la ciudad de Madrid de los años 1980 nos referimos, inconsciente e injustamente, a la Movida, a Tierno Galván y a la drogadicción. O, al menos, esta es la realidad que la afamada serie Cuentamé como pasó quiere vendernos: la de una juventud despolitizada, que escucha a Alaska y a Nacha Pop y que sólo piensa en alejarse de la crudeza del mundo con alcohol y drogas en tumultosas fiestas cada noche. Esta es la realidad parcial que olvida el otro lado de la Movida, el de los barrios obreros, con una juventud precaria y que nos habla de los verdaderos problemas de la clase trabajadora. Nos referimos al rock urbano madrileño.

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La falta de expectativas de los jóvenes de los años 1980 de barrios como Vallecas o Carabanchel fueron cantadas por grupos como Asfalto (luego Topo) o Leño. Estos grupos de rock urbano iban más allá de las letras facilonas de la época del Hoy no me puedo levantar. Se trataba de música popular, que sí se levantaba y expresaba una verdadera realidad social con la que los sectores marginados de los barrios de Madrid se podían sentir identificados.

Asfalto fue uno de los primeros que, todavía durante los años 1970 supo plasmar la inconformidad de los jóvenes obreros, conjugándola con un tono de protesta contra el sistema establecido que los marginaba socialmente. La defensa de los derechos básicos y la proclama del ideal de una sociedad mejor y más justa se alejan de la banalidad de los jóvenes de la burguesía de la moda de la Movida. Porque sólo grupos como Asfalto apelaban a la forma de vida de la juventud trabajadora con canciones como la de Capitán Trueno, en referencia al conocido personaje de tebeos de una generación que soñaba con hacer saltar sus cadenas en mil. Fue el Capitán Trueno, pero también la figura de Rocinante, el fiel corcel de Don Quijote, y, sobre todo, la del niño que tras sufrir los Días de Escuela de la educación franquista, aspira a enseñar a su hijo "a amar la libertad." La falta de ilusiones de los habitantes de los barrios obreros ven así su reflejo en temas ciertamente tiernos como el de Canción para un niño, al que no hay que despertar para que no vea el cruel mundo que le ha tocado vivir. No obstante, las palabras de Asfalto nunca caen en el derrotismo, sino que esperan "que todo cambie, puede ser que el mundo de sus días no se parezca al de ahora."

(Pincha en la imagen para escuchar la canción Capitán Trueno de Asfalto)

En 1978 José Luis Jiménez y Lele Laina dejan Asfalto y fundan una nueva banda: Topo. Este grupo de rock urbano recupera el espíritu crítico de Asfalto y nos cuenta los problemas que preocupan a los jóvenes vallecanos de los ochenta en temas como Cantante urbano, que nos habla de la precariedad de los músicos que pasan sus días pidiendo monedas en los vagones del metro, o Los chicos están mal, donde se hace referencia al paro y la precariedad de la juventud. Vemos como estos chicos que ven como "la cola del paro no tiene final" y que, sin oportunidades, viven en "peligrosidad social" no tienen nada que ver con la realidad edulcorada de los jóvenes despolitizados y posmodernos de la Movida. Los verdaderos problemas de la clase obrera eran los narrados en hitos como Vallecas 1996, en el que Topo imaginaban cómo sería su ciudad unos años después, donde "la television funciona siempre, nos proyecta un mundo irreal, nos hace olvidar la verdad de las calles".

(Pincha en la imagen para escuchar la canción "Los chicos están mal" de Topo)

Al mismo tiempo, en 1979, y en el cercano barrio de Carabanchel, alrededor del hoy bien conocido Rosendo Mercado se formaba la banda Leño. Leño es reconocida como el grupo de rock urbano por antonomasia con canciones que se han casi convertido en himnos como Maneras de vivir o Sorprendente. Es precisamente la cercanía de las letras de estos temas la que los han hecho tan atractivos para los jóvenes de barrios populares de varias generaciones. De nuevo, la falta de perspectivas es uno de los aspectos más corrientes en los temas de la banda de Carabanchel, como el que lleva por título Sin solución en el que la juventud puede reconocerse controlada y alienada frente al televisor, y ya sin poder "soportar tanta tristeza sin solución". Igualmente, la precariedad de los barrios periféricos es aludida en las canciones de Sodoma y Chabola pero, sobre todo, en la famosa Este Madrid, en la que, irónicamente, se critica la falta de libertad, la contaminación atmosférica y la falta de vegetación.

(Pincha en la imagen para escuchar la canción "Este Madrid" de Leño)

Como el Ser urbano del tema de Asfalto, la juventud de clase obrera de Vallecas y de Carabanchel vivieron una realidad y unas condiciones bien distintas a las de sus contemporáneos de la Movida. Letras directas que hablan del paro, de la falta de recursos de las ciudades, de la crudeza del mundo que les ha tocado vivir representaron a aquellos jóvenes. Pero, además, hoy en día nosotros también nos vemos reflejados en ellas. Ese es el valor de la música y del arte verdaderamente obrero, su fiel representación de las desigualdades sociales que seguimos viviendo frente a aquella otra corriente que no tenía más objetivo que despolitizar a la juventud madrileña mientras que se maquillaba un sistema, el de la Transición, que también estaba alejado de los problemas de la clase trabajadora.

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