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Amnistía Internacional, promovedor de la guerra y títere del capital (Parte 1)

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Una guerra nunca se justifica desde lo económico, aunque este sea el principal motivo de que se den. Una guerra siempre se intentará justificar (¿?) desde el plano humanitario, apelando a una supuesta responsabilidad moral de ciertos países (generalmente los más ricos) y la necesitad de "exportar" su democracia a tiro limpio. Es aquí, cuando entran en escena ciertas organizaciones, que en el ideario colectivo se ven como "rebeldes" "progresistas" pero no son más que marionetas disfrazadas a manos del capital. Es el caso de Amnistía Internacional, entre otros, que es co-responsable directo de las últimas guerras del ya quemado planeta Tierra.

Amnistía Internacional goza de bastante prestigio entre la gente, reputación labrada a base de bastante propaganda y mucho dinero, que le ha permitido realizar un gran número de campañas y referenciarse entre la sociedad. Ahora bien, Amnistía Internacional no solo no impide/dificulta que unos pocos se hagan más ricos a costa del empobrecimiento de otros muchos (que esto es, al fin y al cabo, el objetivo final de una guerra); si no que muchas veces lo ha justificado y ha puesto las bases para que esto suceda. Más que poner piedras en el camino de las grandes corporaciones, les ha allanado el terreno.

Si hay que empezar por algún lado, que sea por Ucrania, donde Amnistía Internacional tuvo un papel muy importante en "concienciar" a los jóvenes occidentales de que tenían que apoyar a los "pacíficos manifestantes" de Maidan, que se pintaban como demócratas proeuropeos contra a tiranía del gobierno ucraniano a las ordenes de la negra Rusia.

AI: "La dispersión violenta de los manifestantes concentrados en la plaza de la Independencia (Maidan), en el centro de Kiev, la madrugada del sábado revela un vergonzoso desprecio por el derecho de las personas a manifestarse pacíficamente".

Lo de "manifestarse pacíficamente" es curioso, cuando menos, visto el grado de violencia y radicalismo vacio empleado por los manifestantes. Y es que, no hay ninguna referencia por parte de Amnistía Internacional a la violencia de los manifestantes, a la ocupación de edificios públicos o a la obstaculización del trabajo de la administración que supusieron las revueltas. Tampoco a la abundante presencia de elementos neonazis y de ninguna forma divulgó el deseo de la mayoría de los ucranianos de dejar de vivir bajo el mandato de las grandes corporaciones occidentales.

"Manifestantes pacificos"

 También llama la atención que Amnistía Internacional no defienda las protestas de otros países,  bastante más numerosas y con muchísimo más apoyo social. En Tailandia, por ejemplo, donde quienes dirigen el país han amenazado con disparar a matar a los manifestantes. La razón vuelve a ser económica, los gobiernos de turno (generalmente corruptos, como en la mayoría de países capitalistas) son favorables al poder económico occidental.

Otro negro capítulo de esta organización fue en la guerra de Libia. Amnistía Internacional empezaba pronto a caldear el ambiente en Libia el año 2011, y no tardó en acusar al Gobierno libio de cometer masacres y atrocidades contra su propia población:

AI: "La organización ha sabido que al menos 46 personas han muerto por los disparos de las fuerzas de seguridad en las últimas 72 horas.  Fuentes del hospital al-Jala de Bengasi han dicho hoy a Amnistía Internacional que las lesiones más frecuentes que presentaban los pacientes atendidos en el centro eran heridas de bala en la cabeza, el pecho y el cuello".

Amnistía suele hablar de fuentes, testigos, pero no suele aportar ninguna prueba. A este circo se sumaron, como no, la gran mayoría de medios de comunicación. Solo unos pocos revisaron las fuentes y rechazaron la información por falsa.

EL PAIS: "Las organizaciones de derechos humanos Human Rights Watch y Amnistía Internacional están actuando de portavoz de lo que ocurre en el país, bajo un régimen dictatorial desde hace 42 años".

Todo esto teniendo en cuenta que podríamos hablar simultáneamente de miles de cosas más, como cuando las potencias occidentales quitaron al presidente Mubarak de Egipto, que ya en el pasado se había opuesto a una invasión a Libia, para poner a los Hermanos Musulmanes, que más tarde colaborarían no solo en el ataque a Libia, sino también a Siria.

Pero a lo que nos atañe. Amnistía Internacional, ya iniciada su campaña, no paraba, sino que iba  a más, pedía el embargo de armas al Gobierno libio, pero no lo pedía para los "rebeldes" (los extremistas islámicos financiados), que como hemos visto no solo recibían armas, sino que eran entrenados y financiados por los gobiernos estadounidenses y europeos, junto con las dictaduras catarí y saudí.

Así mismo, pedía que se suspendiese a Libia como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Pero no solo lanzaba estas duras e injustificadas acusaciones, que querían vulnerar la soberanía libia. Amnistía dio base a una campaña infundada de que Gadafi (el presidente libio) estaba trayendo mercenarios de otros puntos de Africa, que trajo como consecuencia la persecución, mutilación y aniquilamiento de las personas de raza negra en Bengasi y el resto de Libia. También se atacó, a raíz de esto, con tremenda crueldad a los trabajadores extranjeros que estaban en Libia, muchos mutilados o torturados.

Luego vendrían las rectificaciones de Amnistía, cuando se empezaba a descubrir la mentira y estaban quedando muy mal ante las acusaciones que se producían  por el racismo y la xenofobia que se extendían por toda África. Sin embargo, el mal ya estaba hecho y ya no se podía parar, porque los "rebeldes" ya habían ganado el apoyo militar extranjero deseado y la guerra continuó, contra todos los libios, de raza negra o no, los extranjeros y también contra las mujeres, quienes con Gadafi contaban con derechos y libertades con los que ahora sueñan. Estas podían ir libremente donde quisiesen, no se tenían que quedar obligatoriamente cerradas en casa o ir siempre acompañadas por alguien de su familia. Tampoco estaban obligadas a ir completamente cubiertas.

Comentaba esto Leonor Massenet ante la falsificación de la realidad de los medios de comunicación españoles:

"Si los medios hicieran un trabajo serio de investigación hubieran descubierto que en Libia los hombres y las mujeres gozaban de los mismos derechos, sin embargo las diferencias culturales han sido utilizadas perversamente para dar la impresión contraria."1

Las mujeres, así mismo, podían ir a la universidad, tener el mismo sueldo que los hombres y, por supuesto, conducir vehículos. Esto no es lo normal en cualquier país árabe, tanto por no tener medios como, especialmente, por serles vetado por motivos religiosos. Esta libertad que existía con Gadafi, les permitía decidir con quién querían casarse y con quién no.  Esto tampoco era, ni es, habitual en otros países árabes, donde los matrimonios pactados, (normalmente entre personas mayores y niñas), son lo habitual. Jordania, Yemen, Arabia..., la lista es larga.

El 17 de marzo de 2011 finalmente se conseguía lo perseguido con tanta presión, una resolución de Naciones Unidas para la intervención militar en Libia, basándose en la excusa de la "responsabilidad para proteger".

Después de la invasión, y el sangriento asesinato de Gadafi (al que incluso violaron con un palo cuando le capturaron); todo el mundo calló, y en los medios de comunicación de pasó a otra cosa mariposa. Todo el mundo se olvidó de Libia, bajó el precio del petróleo y las grandes empresas multiplicaron sus beneficios.

El resultado trágico de todo esto igual no lo conocéis; un país devastado y arrasado, miles de víctimas, más de un millón de desplazados. En el país que tenía el mayor nivel de vida de África y que vivía en una etapa con un futuro prometedor de paz y progreso. Pero el capital insaciable, que no consigue remontar tu tasa de beneficios, no tuvo suficiente con Libia y ahora van a por Siria.

Pero esto, lo veremos en la segunda parte de este articulo... 


 

 1: Leonor Massenet: "Derechos de la mujer en Libia. Los medios tergiversan la realidad". publicado en www.leonorenlibia.com el 27 de noviembre de 2012.

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