• El presidente aseguró lo bien que va nuestro país e instó a la juventud a defenderlo ante los "antisistema"
• Exaltó la constitución y el estado del bienestar, acusando a quienes quieren destruirlo
• Es una valiosa muestra de la hipocresía de los políticos burgueses ante la desesperada situación de la juventud obrera

De una intervención del presidente del gobierno, que tuvo lugar la semana pasada, podemos pescar algunas joyas que el señor Rajoy lanzó a la juventud de nuestro País.

«Hay cierta tendencia a destacar lo que está mal, lo que no está bien, las desgracias, lo mal que va en nuestro país... pues yo voy a hablar bien de España» comenzó el político, continuando con la aseguración de que la juventud debemos estar orgullosa de nuestro país, que se encuentra a la cabeza del crecimiento económico europeo. Añadió que se trata de uno de los países más importantes del mundo, situándose en el duodécimo puesto en cuanto a renta por cápita.

Más tarde, no se cortó en alabar nuestra constitución, que según él nos asegura una "avanzada democracia" y el Estado del bienestar del que supuestamente gozamos, así como la labor honrada de la gran mayoría de políticos.

Ante tan esplendoroso país, cargó contra quienes quieren destruir «el sistema que les permitió estudiar toda la vida en colegios públicos si quisieron, el sistema que les permite ir a la medicina pública toda la vida sin pagar, el sistema que les permite entrar en la Universidad [...] el sistema que les permite presentarse a las elecciones y estar en el Parlamento Europeo, el sistema que te permite decir todo lo que dices», y nos acusó de disfrutar hablando de lo mal que está todo.

No es difícil darse cuenta, para un estudiante o un joven trabajador de extracción popular, de la sarta de mentiras que constituye este discurso, que incluso podría considerarse una burla a los millones de familias obreras sin sustento, a los miles de estudiantes expulsados de las universidades, en paro o en trabajos temporales precarios en medio de un sistema sanitario en decadencia y un nivel de corrupción política digno de vergüenza incluso entre la burguesía. El presidente del gobierno pide que señalemos el lado bueno de nuestra patria, contra los "antisistema", pero tan gran hipocresía no puede ya alienar a la juventud del Estado Español.