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[Tinta Roja 25] 80 Aniversario de Octubre del 34: ¡UHP!

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Cuando hablamos de octubre de 1934, hablamos de respuesta obrera a un gobierno republicano de la burguesía. En primer lugar, creo que debemos dejar de lado todo el romanticismo del que podamos hacer gala al rememorar el periodo de la II República y ponerlo en su justa medida con la verdadera base económica y social en que se daba.

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Desde el primer día de la República se oyeron discursos que generaron enormes expectativas entre los sectores populares: se planteaba en el horizonte la socialización de las grandes fincas, la nacionalización de ciertos sectores industriales y toda una serie de medias que, o bien no se aplicaron, o se aplicaron insuficientemente. En cambio, el resultado fue que, desde ese primer día de la II República, las grandes oligarquías históricas sobrevivieron en España al destronamiento de Alfonso XIII y las reformas se quedaron en el papel sin suponer cambios de base reales.

Eso sí, esa oligarquía tuvo la iniciativa de organizarse en torno a una coalición propia y compacta en torno a la CEDA, que obtuvo el gobierno en un entorno que le favoreció por varios motivos: la ingente cantidad de dinero que invirtió en esas elecciones, una legislación elaborada para dar prioridad de gobierno a las coaliciones de partidos, la división de las fuerzas "progresistas" y el esfuerzo previo invertido en una potente campaña antimarxista, por el temor de la revolución de octubre de 1917.

Esta coalición de la oligarquía alcanzó el poder en un entorno internacional de avance del fascismo, con Hitler en Alemania y Mussolini en Italia.

En 1934, el planteamiento que se realizó desde un primer momento fue la convocatoria de una movilización revolucionaria contra el avance de esta oligarquía de carácter fascista también en España.

Ahí es donde se lanzó la consigna de huelga general revolucionaria el 5 de octubre, convocada en todo el Estado, pero que sólo adquiriría un carácter revolucionario en Asturias. En otros lugares del estado se dieron focos de insurrección, pero carecieron en todo caso de una organización previa suficiente y, sobre todo, de un carácter marcadamente revolucionario.

Hemos de contextualizar que, aún en 1934, el Partido y la Juventud Comunista poseían una capacidad de movilización modesta y que el gran llamamiento a la acción revolucionaria de octubre viene de la mano del Partido Socialista. Este mismo partido formaba parte de esa coalición de fuerzas "progresistas" que habían asentado los pilares de la República burguesa. En lo concreto se mantenían dentro del reformismo más moderado, con dos ejemplos claros: se habían opuesto a la nacionalización de la industria del ferrocarril pocos meses antes y, en una cuestión meramente democrática como la laicidad del Estado, se mostraron más defensores de la "tradición" religiosa que incluso otros republicanos burgueses "progresistas". Estas dos anotaciones sólo tienen la intención de llamarnos a una reflexión acerca de la legitimidad socialista para con las masas obreras. Entonces, con esto claro, lo que podemos poner en cuestión es la capacidad para que éstas tomasen en serio un alzamiento revolucionario que venía de la mano de ese partido que meses antes les hablaban de la necesidad de reforzar el poder burgués, y, ahora, en cambio, les invitaban a destruirlo por la fuerza de unas armas, que, por cierto, los obreros debían de conseguir y utilizar bajo su cuenta y riesgo, pues no les aseguró la provisión ni la formación militar.

La realidad es que este carácter reformista del Partido Socialista vestía de discurso revolucionario el llamamiento de octubre, pero intentaba por todos los medios que fuese la pequeña burguesía quien se situase a la vanguardia del movimiento, confiando y poniendo todas sus esperanzas en la insurrección de la Generalitat Catalana y en las actuaciones aisladas de determinados oficiales del ejército y grupos sin organización de masas en otros sitios del Estado. ¡Obvio! Esto no niega el heroísmo de aquellos obreros que dieron heroicamente su vida en Vizcaya, en Madrid, en las Cinco Villas aragonesas.... Pero sí sitúa el interés de clase de las consignas y actuaciones de su dirección.

Así, frente a ese panorama general de expectativas pequeñoburguesas descentralizadas y sin dirección, en Asturias la situación fue otra: diez días después de extinguidas las movilizaciones en el resto de España, los obreros asturianos aún seguían combatiendo. Fue necesaria la movilización de dos cuerpos de la vanguardia represiva del ejército, además de la coordinación con las fuerzas que resistían sitiadas en el interior de Asturias, para poder doblegar el movimiento revolucionario.

¿Qué es lo que hace posible tal éxito de la movilización revolucionaria en Asturias? ¿Acaso los dirigentes socialistas en Asturias tenían un carácter distinto al del resto de España? ¿Acaso Asturias era una excepción en la implantación del Partido y la Juventud Comunista?

Ninguna de estas cuestiones se daba de manera absoluta, pero Asturias era la única región en la que se consigue el frente obrero revolucionario.

La estrategia de los dirigentes socialistas en Asturias era exactamente la misma que en el resto del Estado, y en el momento que lanzan la consigna revolucionaria, las organizaciones obreras adolecen de preparación previa necesaria. La diferencia es que, cuando a través de su órgano lanzan la consigna revolucionaria, el proletariado minero se ocupa de hacerse con las armas necesarias para llegado el momento llevar la movilización revolucionaria adelante. Así, la dirección efectiva de la movilización de las masas proletarias en las calles ya no corresponde a los dirigentes socialistas, sino a la intervención de cuadros comunistas y obreros con clara vocación y visión revolucionaria. Como ejemplo, mientras las consignas que se daban por parte de los consejos socialistas pasaban por la beligerancia contra la Catedral o la Universidad por ser "monumentos de inestimable valor artístico", las columnas obreras que avanzaban desde las cuencas mineras preparaban el asalto a la fábrica de armas y a objetivos claramente estratégicos para un planteamiento revolucionario.

Igualmente importante es la preparación previa por parte del Partido y la Juventud Comunista, que en Asturias se dio en unas condiciones distintas a los de otros lugares. En primer lugar, por la intervención previa entre el proletariado, especialmente el minero, que hicieron sentir una creciente simpatía por el comunismo, la revolución de octubre y la dictadura del proletariado, y una influencia también creciente de sus organizaciones. En segundo lugar, se trabajó previamente a nivel de Comité de Juventudes en la conformación de las M.A.O.C. (Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas) y en los contactos con la Juventud Socialista, siguiendo ya indicaciones del Comité Central de la Juventud Comunista (en lo que sería el germen de la futura JSU). Así se llegó al 5 de octubre habiendo dado ya la directriz a todas las bases de conformación de las M.A.O.C y de actuación de las mismas si se llevaba exitosamente a término el llamamiento revolucionario.

Aun así, pese a esta organización previa, pese a la intervención política durante el propio periodo revolucionario y la elevación de los obreros en su conciencia revolucionaria, octubre del 34 en Asturias estaba condenado al fracaso. Y no por la lucha de su propio proletariado, sino por el aislamiento con el resto de la clase obrera española. Fue necesario movilizar los cuerpos represivos más duros para ahogar el movimiento revolucionario, pero ya en los últimos días el aislamiento ahogaba el devenir revolucionario: los obreros contaban con fusiles, ametralladoras o cañones, pero ni con una sola munición. El resto del proletariado español se convirtió en mero espectador y se demostró que la revolución socialista, o se daba en el conjunto de España, o sería ahogada tarde o temprano por el ejército de la burguesía.

La represión posterior fue ejemplar y ejemplificante. La burguesía, que ya mutaba al fascismo arropada por los acontecimientos internacionales, reaccionó con todas sus herramientas represivas. Así, desde entonces, los mártires, las detenciones y las torturas marcaron el devenir del proletariado en los próximos años, constituyéndose la reivindicación de la libertad de los presos políticos como una de las principales que lanzó la coalición del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936.

Pero no basta con recordar la historia. Los acontecimientos de octubre del 34 siguen dándonos hoy importantes lecciones. La necesidad de unidad de la clase obrera, no solo en discurso, sino en estructuras organizativas propias que respondan a sus propios intereses; la relevancia de identificar el discurso reformista, por mucho ropaje revolucionario del que haga gala, siendo el PSOE en aquel momento una buena muestra de ello; la importancia de confrontar con influencia nacionalista que llama a romper la necesaria unidad de toda la clase obrera española.

Ante la agudización de la lucha y las contradicciones de clase, no hay estrategias conciliadoras posibles, y la organización de la clase obrera en torno a su Partido es la única posibilidad de avance.

Hoy como hace 80 años: ¡Uníos Hermanos Proletarios! ¡UHP!


Índice del Tinta Roja Nº 25

Editorial, página 3

  • En todo barrio, centro de estudios y de trabajo: un punto de distribución de Tinta Roja (Adrián J. Bertol).

Movimiento Estudiantil, páginas 4-5-6

  • Con organización, el movimiento estudiantil avanza (Guillermo De Tuya).
  • El incremento de las tasas nos expulsa de la universidad (José L. Aedo).
  • Falta de plazas en la FP (Alejandro Castellano).
  • Primer encuentro estatal de estudiantes organizado en Barcelona (Pau Román).
  • El Bloque de Institutos de Madrid se pone en marcha (Pedro Fernández).

Movimiento Obrero, páginas 7-8-9

  • La huelga de los trabajadores de Coca-Cola arrodilla a la multinacional (Alejandro Sanz).
  • El papel de la subcontratasy la lucha contra el cierre de la minería (Sócrates Fernández).
  • Cómo funciona la explotación en el Telemarketing (Andrés Cierzo).
  • Los mensajes ocultos en las etiquetas de Primark.
  • El paro es la solución (Roberto Guijarro).

Otros frentes, página 10

  • A igual trabajo, igual salario: una utopía en el capitalismo (Ana Escauriaza).
  • Nociones básicas para un joven soldado (E.R.).

Internacional. página 11

  • Rumbo a la 40º Edición del Festival Odigitis en Grecia (Ester Cubero).
  • Se efectúa con éxito el Congreso de las Juventudes Comunistas en México (FJCM).
  • Ucrania, la prueba del fracaso del "mundo multipolar" (Guillermo Villaverde).

Historia, página 12

  • 80 Aniversario de Octubre del 34: ¡UHP! (Vanessa Rodríguez).

Formación, página 13

  • A qué denominamos oportunismo (LC).

Partido, página 14

  • Unidad y Lucha, la recuperación de la prensa del Partido marxista-leninista en España (Emma Esplá).

Cultura, deporte y ocio, página 15

  • Actos de rap combativo en los Centros Obreros y Populares (J.A.A.).
  • ¿Deporte de élite o deporte de masas? (Luis Muñoz).
  • Un disco: The Melodiya Ensemble - Compositions by Duke Ellington. Una película: Navajeros de Eloy de la Iglesia. Un libro: Capital de la Gloria - Poemas de la Defensa de Madrid.

Contraportada, página 16

  • ¡Que llegue ya el próximo Campamento de la Juventud!Índice del Tinta Roja Nº 25

(Pincha sobre la imagen para descargar)

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