Según un informe elaborado por Avalot, la organización juvenil de la UGT en Cataluña, el 42,99% de los contratos temporales realizados en 2014 a jóvenes catalanes menores de 30 años tuvieron una duración de menos de un mes. Así pues, los contratos de menos de un mes habrían crecido más de un 15% desde el inicio de la crisis capitalista en el año 2007.

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Durante los once primeros meses del pasado año 2014, han sido nada menos que 339.222 los contratos laborales realizados bajo estas condiciones de extrema precariedad, de los cuales 703.420 fueron firmados por jóvenes. De este modo, la práctica totalidad de los medios de comunicación del capital coincide en que ha existido una notable reducción del paro juvenil, cuando lo cierto es que, lo que ha reducido verdaderamente, es la duración de los contratos. Con ello, empeoran también las ya de por sí paupérrimas condiciones laborales que lo jóvenes trabajadores se ven obligados a aceptar actualmente.

En 2014, un 90,4% de los contratos de jóvenes catalanes fueron temporales, y un 9,6% fueron indefinidos. Del conjunto de este tipo de contratos basura, el 42,99% fueron inferiores a un mes, el 30,22% fueron de duración indeterminada o de obra y servicio – el cual puede dilatarse o contraerse a voluntad del empresario, - el 12,94% entre uno y tres meses de duración, el 9,94% entre tres y seis meses, el 3,57% de seis a un año, y tan solo el 0,35% de uno a dos años de duración. También se ha incrementado la contratación parcial por horas, ya que en toda España, en 2014 se incrementó un 14,06% sobre el 2013 de media en todas las modalidades.

Si lo comparamos con los datos de contratación juvenil del año 2007, antes del estallido de la crisis, además de realizarse 422.006 contratos menos, el porcentaje de los inferiores mes a mes ha pasado de representar el 27,93% al 42,99% de los temporales. Informes con datos semejantes se han dado a conocer también en Cantabria, en Galicia o en Extremadura.

Este fenómeno suele darse especialmente en sectores como el de la hostelería – con especial arraigo en la comida rápida, - el agrícola, el comercio o la limpieza, entre otros, y los contratos pueden llegar a durar incluso una o dos semanas, sirviéndose la empresa de la contratación de mano de obra barata para cubrir determinados eventos o fechas en las que el volumen de trabajo aumenta de forma considerable. De este modo, el empresario se garantiza el máximo beneficio, pudiendo prescindir del trabajador en el momento en que ya no le sea necesario. Por ello, esta práctica abusiva se suele acrecentar durante el verano, la navidad o fiestas patronales de cualquier población o ciudad.

Los significativos datos no hacen sino demostrar una vez más que la deplorable situación a la que la juventud trabajadora se ha de enfrentar, no se mide únicamente en cifras de paro, sino especialmente en base a las medidas anti obreras que en favor de la patronal, aplican con mano de hierro imposibilitándonos cada vez más el contar con un empleo digno que garantice nuestra subsistencia. Los obreros y las obreras de este país, especialmente el sector juvenil, se encuentran continuamente oscilando del desempleo a la precariedad y de la precariedad al desempleo.