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Mar19032024

Última actualización09:36:03 AM GMT


900€ de Salario Mínimo: Odios, mentiras y falsas esperanzas (III)

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La subida del SMI no supone un incremento de la inflación ni un aumento significativo de despidos, pero si implica una pérdida de competitividad, en las partes previas de este artículo quedó claro. Ahora bien¿Qué papel juega la Unión Europea en la determinación del SMI y los salarios en general? ¿En que momento del ciclo económico nos encontramos, sería "lógica" una subida salarial? Más allá de las opiniones y los discursos políticos, aquí cobran importancia los datos que no harán otra cosas que sacar los colores a nuestra clase dominante. 

 Competitividad en el contexto europeo

Si comparamos las diferencias en los salarios y en la productividad de algunos países miembros de la UE podremos ver una clara diferencia entre los países mediterráneos (Italia, Grecia, Portugal, España...) y los centrales-nórdicos (Alemania, Austria, Holanda, Finlandia, Suecia, Dinamarca...) Francia estaría a medio camino entre ambos. Tanto el salario medio como el salario mínimo dependen de las condiciones de vida del país, de la productividad del trabajo y sobre todo de la lucha de clases, por lo tanto, aunque no es un indicador perfecto, nos permite hacernos una idea de las diferencias de las clases trabajadoras de distintos estados.

Figura 1º

Tabla UE SMI salario medio productividad

En los países mediterráneos (de nuestra selección) la media de los salarios medios es de 2005€ al mes, en los centrales es de 4042€, más de el doble. La productividad media es de 39,55$ la hora en los países mediterráneos y de 58,6$ la hora trabajada en los centrales, y esta no es una cuestión histórica, es decir, no es que los países mediterráneos siempre hayan sido más pobres que los centro europeos y nórdicos; en lugar de eso vemos que en el periodo 1995-2017 los países centrales han avanzado más rápido que los mediterráneos, siendo muy notable como Italia se ha quedado atrás (con una productividad casi igual a la española) y le han adelantado países como Suecia, Finlandia y Austria. Vemos que la media del crecimiento acumulado de la productividad de 1995 a 2017 es de un 33,59% para las economías centrales y de un 17,78% para los mediterráneos, la media de la UE está en el 31,51% (para el periodo 1995-2016, no hay datos para 2017 todavía).

Figura 2º

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Se supone que un mercado común, sin aranceles, hubiera unificado el territorio europeo eliminando las desigualdades y usando sus recursos de la forma más eficiente, los datos en cambio se alejan mucho de este análisis (análisis derivado de las ventajas competitivas de D. Ricardo y distinto del marxista). Parece que la Unión Europea ha servido para aumentar las desigualdades entre países disparando el crecimiento de unos y ralentizando el de otros. El caso de Italia es especialmente dramático ya que su productividad está casi estancada (en los últimos 17 años ha crecido sólo un 1,43%, es decir, un 0,08% anual, casualmente se estancó con la implantación del euro...) y a visto como pasaba de ser una de las economías más importantes del mundo a quedar cada vez más relegada. ¿Qué le ha sucedido a Italia, en el pasado una de las mayores potencias industriales? Lo que ha sucedido, entre otras cosas, es el modelo des exportaciones alemán, el euro y la Unión Europea.

Figura 3º

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La entrada en la Unión Europea y en el euro supone una importante pérdida de soberanía fiscal y monetaria, se pierde parte del control de la nación, de esta forma algunas políticas económicas han quedado en manos de Bruselas. El eje franco-alemán (auspiciado inicialmente por EEUU) se ha impuesto dentro de la UE, la pérdida de control soberano ha llevado a los países mediterráneos, que en su momento no fueron capaces e competir con algunas exportaciones (principalmente manufacturas) de los países centrales, a ser estados clientelares de los países centrales. Las políticas europeas y la intensa competitividad derivada del mercado común han desplazado y debilitado algunas de las industrias mediterráneas que apostaban por un mayor nivel tecnológico (industria química, manufacturera...), así los países del mediterráneo no producen muchas mercancías que son, en su lugar, importadas desde el centro europeo.

Si analizamos el caso de las exportaciones entre España y Alemania veremos como España le compra Alemania más de lo que vende y como esta tendencia ha aumentado desde 1995. En 1995 España vendía mercancías por valor de 13.809.764.350$ y le compraba a Alemania mercancías por un valor de 18.262.318.000$, esto es, Alemania exportaba un 32,24% más a España de lo que España enviaba a Alemania, en 2017 Alemania envía un 39,29% más a España de lo que recibía. En los últimos años Alemania ha sido más competitiva que España, por ello en la relación comercial entre ambos ha salido Alemania beneficiada, el problema está en que desde 1995 la brecha no se ha ido cerrando, al contrario, cada vez se hace más amplia. España aparece así como un comprador permanente de Alemania, un estado subyugado comercialmente.

Si acudimos a los datos de UNCTAD (que es un organismo de la ONU para el estudio del comercio internacional), nos encontramos con datos sorprendentes: Por ejemplo España envió 2,39 veces más valor en forma de animales y alimentos a Alemania en 2017, y 3,1 veces más en forma de productos primarios (lo cual vuelve a incluir alimentos, pero también madera, algodón, piedras, combustibles fósiles...) mientras que Alemania nos envió 1,497 veces más valor en forma de manufacturas de origen agrícola, en el mismo año. ¿Qué significa esto? Significa que mientras que España vende más vegetales, carne, leche etc a Alemania, ellos nos venden más latas en conserva, salchichas, harina, queso, mantequilla, preparados de fruta, de carne, de pescado, de verduras... es decir, nosotros vendemos a Alemania muchos más productos primarios de los que les compramos y sin embargo, en lugar de tener una industria propia que los elabore en España, vemos como pagamos a Alemania por ellos.

Es un claro sin sentido enviar comida a los alemanes para que estos nos la devuelvan ya preparada, envasada y con un recargo de varios miles de dólares. De hecho, y esto es lo más sangrante, en 1995 era España quien le enviaba a Alemania más manufacturas de origen agrícola (un 4% más), es decir, teníamos una industria más poderosa de manufactura de productos agrícolas que la actual y podíamos competir con Alemania, la integración en la Unión Europea a terminado con esto. El caso del calzado también es importante, en 1995 enviábamos 40 veces más zapatos a los consumidores alemanes, un 3.921% más, en 2017 esa cifra era de 43,98%, seguimos vendiendo más, pero Alemania ha recortado la distancia con nuestra industria de forma sorprendente.

Una comparación de los intercambios comerciales España-Alemania según la tecnología utilizada para cada mercancía nos dará un buen ejemplo de la posición desfavorable de España.

Figura 4º

Tabla comercio internacional españa inglaterra

Las cifras en rojo indican que es Alemania quien nos vende más y en verde quiere decir lo contrario, a saber, que España vende más a Alemania. El número de cada celda indica cuantas veces más supera la exportación de uno de los países al otro. Aquí las mercancías las hemos clasificado según su nivel tecnológico porque, como veíamos en la segunda parte de este artículo, la tecnologías más avanzadas hacen que el trabajo sea más productivo, es decir, hacen que los empresarios obtengan más plustrabjo de esa explotación, realizarán una mayor ganancia que otras empresas menos avanzadas. Este fenómeno es fundamental para entender la relación comercial entre España y el resto de la UE.

Con estos datos podemos observar inmediatamente dos cosas:

1) Alemania supera en exportaciones de alta tecnología a España. La industria alemana cuenta con un mayor número de empresas de alta tecnología, sucede lo mismo con las de tecnología media, en esta categoría sólo España parece tener una industria de automoción más competitiva, no obstante la tendencia es a disminuir en este caso (de exportar un 22,76% más en 1995 a un 4,06% en 2017). La empresa alemana de tecnología media y alta es, por norma general, más competitiva que la española, además su industria es bastante mayor.

2) Existe una tendencia desde 1995 a que en la relación de exportaciones España-Alemania esta última se imponga sobre la primera demostrando, su superioridad productiva y creando una relación cada vez más desigual en la cual España necesita importar mercancías imprescindibles (maquinaria, tractores, fertilizantes, componentes eléctricos...) de Alemania porque aquí ya no hay industrias capaces de hacer ese trabajo.

Este es el caso de la relación de exportaciones España-Alemania, pero si observamos el mismo caso con otros países centrales tendríamos el mismo resultado, a saber, que España es superada en el comercio internacional por las empresas de alta y media tecnología de economías centrales europeas.

Ahora bien, cuando algún político o economista agita sus brazos al cielo clamando lo desastrosos que es subir el salario mínimo, como vamos a perder mucha competitividad, estaría bien recordarle que fue la integración económica en Europa, la implantación del euro, la reconversión industrial y otras tantas políticas influenciadas por Europa las que han barrido del tablero de juego a muchas industrias españolas, precisamente a las que tenían mayor nivel tecnológico. Es altamente hipócrita declarase defensor de la UE al tiempo que se critica la pérdida de competitividad de nuestra economía por una escasa subida salarial.

Mientras no paran de salir artículos anunciando cuantos puestos de trabajo destruirá la subida del salario mínimo nadie dice nada de porqué La Naval, empresa histórica (de construcción de barcos) está apunto de cerrar, o porqué Alcoa amenaza también con el cierre de varias plantas. Los capitalistas de estas plantas lanzan ultimatums al gobierno para poder rebajar sus costes de producción (en el caso de Alcoa quiere rebajar aún más el coste de una de sus materias primas, la electricidad), no es que no sean empresas rentables, pero tal vez no son tan rentables como las de Alemania, o como una empresa exactamente igual en Polonia, con la misma tecnología, pero con salarios y costes de producción polacos, es decir, mucho más bajos. Habría que preguntar a nuestros políticos ¿Por qué modelo apostáis, por el alemán o por el polaco? Su silencio es su respuesta, ni el uno ni el otro ¡Sol, playa y salarios de miseria!

Contexto en el ciclo:

Queda por analizar el contexto cíclico en que se da esta subida salarial. Todas las economías capitalistas sufren ciclos, periodos de crecimiento y riqueza que preceden a crisis de sobreacumulación. Con la globalización estos ciclos se han coordinado más o menos entre sí, de tal forma que el mundo sufre al mismo tiempo periodos de crecimiento estable y de crisis sistémicas, como la Gran Recesión de 2007. Han pasado ya 10 años desde la última crisis, este ciclo económico está siendo uno de los más largos con una lenta recuperación económica que no termina de llegar a las clases populares en países como en España. En los EEUU, la mayor economía del mudo y el motor principal del capitalismo, la tasa de desempleo es la más baja desde 1969(1) a este fenómeno le ha seguido el alza de los salarios y el aumento de la inmigración (importación de mano de obra barata), sin embargo en España la historia ha sido bien distinta. Mientras las empresas españolas han obtenido grandes beneficios, han recuperado su rentabilidad, el paro se ha mantenido alto y los salarios apenas han crecido.

La subida de los salarios es propia de las recuperaciones, de hecho los salarios alcanzan sus máximo antes de la crisis y durante los primeros meses de ésta (luego se produce una drástica bajada) así que la subida del salario mínimo es una política económica que encaja perfectamente en el momento en que nos encontramos. En este periodo de recuperación de las ganancias los trabajadores deben presionar para que sus salarios también suban. No obstante, el ciclo se termina, y ya se ve en el horizonte la próxima crisis (una crisis feroz de deuda privada y pública). Es crucial para los trabajadores asegurar unos mínimos de cara a los futuros ataques de la patronal, cuando tenga que reducir costes. Por esta razón y porque los salarios se han mantenido estables durante la crisis debemos presionar y luchar por un salario mínimo digno que, en el día de mañana, sea una garantía para que la explotación capitalista no sea tan brutal. Los 900€ se quedan cortos en este contexto, hay que llevar la lucha más allá, mucho más allá.

Figura 5º

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En la figura 5º observamos que el crecimiento del SMI en España a sido a veces negativo (la variación real era menor a cero) a causa de la inflación, también comprobamos como, junto con los salarios, su variación real ha aumentado más en los periodos previos a la crisis y los primeros meses de esta y que luego rápidamente ha caído, al igual que el resto de salarios. En los últimos años hemos visto como, de 2009 a 2013 el valor real del salario mínimo ha disminuido (ajuste por crisis) y como de 2016 a 2018 ha aumentado notablemente (y aún le faltaría de registrar la subida a los 900€, un aumento del 22%)

Por otro lado al gobierno del PSOE le cuesta bien poco esta subida del SMI, la recuperación y la lenta bajada del paro han hecho que aumente la demanda de trabajo y la capacidad de pagar un sueldo menos miserables, el propio PP proponía una subida del SMI no muy diferente. No se trata por lo tanto, de una medida arrancada a las manos de burguesía por la lucha obrera, es un teatrillo entre partidos socialdemócratas. IU y Podemos aparecen como los radicales que presionan al PSOE al tiempo que Pedro Sánchez, vestido de presidente, se lleva el mérito de ser un verdadero socialista, preocupado por las condiciones laborales.

En un contexto de amenaza electoral y con un gobierno en minoría, Sánchez sabe muy bien que necesita golpes de mano que hagan creíble su gobierno y le den buenas posiciones para, de cara a unas futuras elecciones, presentarse al tiempo como un presidente de izquierdas, capaz de abordar las crecientes problemáticas sociales. Sin embargo ni Sánchez, ni Iglesias, ni las medidas parciales como una subida del salario mínimo son soluciones a los problemas estructurales del país y a los problemas insuperables del capitalismo.

Mientras nos ofrecen las migajas, a través de ayudas sociales y ligeras subidas del SMI, nos dejan dentro del marco de la unión europea (recordemos que la ministra de economía, Nadia Calviño, que había trabajado previamente para la UE en Bruselas, de revolucionaria o socialista no tiene nada), perpetúan un sistema explotador y salen en defensa de la patronal cuando es necesario. Y no sólo es importante romper con la Unión Europea, este es un camino escabroso en el cual importa mucho cómo y con quien se sale de la UE, ni el Brexit ni las proclamas de la extrema derecha representa pasos hacia adelante. Sin un movimiento organizado y fuerte de la clase obrera nuestro destino queda en manos de los juegos políticos para aparentar ser mejor persona o mejor gestor del capitalismo. Pueden subir el salario mínimo, pueden dárselas de progresistas, pero nada de esto nos protegerá de las debacles económicas del capitalismo, de la competencia feroz, europea y mundial, ni de la explotación laboral que caracteriza al sistema. Sólo el pueblo salva al pueblo, y no el circo que tienen montado en el Congreso de los diputados.


Notas y explicación de los datos:

(1) https://elpais.com/economia/2018/10/05/actualidad/1538736451_360527.html

Figura 1º: La productividad la hemos medido en dólares estadounidenses por hora trabajada, y hemos obtenido el índice dividiendo el PIB por las horas trabajadas en el país. Este no es modo correcto de medir la productividad desde un punto de vista marxista, pero es uno de los utilizados por la OCDE (que la fuente de dichos datos) y nos sirve para el caso. Allí donde no hay una cifra de salario mínimo se trata porque no hay una normativa específica y depende de los convenios colectivos de cada sector industrial. El crecimiento lo hemos obtenido de dividir el índice de 2017 por el de 1995 y de restarle 1 para obtener la variación positiva.

Figura 2º: Los mismos datos de Figura 1º para la productividad acumulada en porcentaje para el periodo 1995-2017(salvo la cifra de la UE28 que es de 1995-2016), los datos se han obtenido comparando las cifras de productividad de 1995 y de 2017. En rojo los países mediterráneos, en verde los centrales-nórdicos y en azul Francia y la media de la UE.

Figura 3º: Evolución de la productividad en el periodo 1995-2017 para Alemania, Dinamarca, España, Francia, Italia y Suecia.

Figura 4º: La fuente de los datos es la UNCTAD, se ha seguido el criterio de separar los productos según la tecnología empleada y la clasificación Lall. Los datos se han obtenido dividiendo, en un caso, las exportaciones españolas en miles de dólares estadounidenses por las exportaciones alemanas medidas también en miles de US$ y, cuando queríamos saber cuantas veces más exportaba Alemania la división se hacia de forma inversa. Aquí puede consultarse los criterios de esta clasificación, como se desglosan los grupos de productos:

http://unctadstat.unctad.org/EN/Classifications/DimSitcRev3Products_Ldc_Hierarchy.pdf

Figura 5º: El dato del IPC proviene del INE, la variación del SMI proviene de calcular la evolución porcentual del SMI después de cada reforma, la variación real proviene de descontar a la variación nominal la inflación.

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