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Vie26042024

Última actualización09:36:03 AM GMT


La llegada masiva de refugiados, denunciemos señuelos, señalemos a los responsables

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El lector que haya accedido a este artículo conocerá ampliamente los tristes hechos que han copado espacios televisivos y han hecho verter ríos de tinta en las ediciones impresas y digitales de los principales periódicos. Nos referimos a un drama humano que va asociado a la guerra, donde quiera que esta se produzca.

El efecto mediático suele ofuscar la vista de aquellos a los que se dirige, utilizando un burdo sensacionalismo periodístico, tirando de imágenes desgarradoras, como la del niño Aylan, y buscando la tan manida estrategia del periodista de manual de personalizar la historia contada para remover los sentimientos, como tantas que han sacado en telediarios y tertulias varias.

La actualidad pone el foco en una corriente de refugiados, mientas otras situaciones quedan relegadas al ostracismo, como la lenta agonía de los pueblos saharaui y palestino, desgarradoras historias que no son ya carne de cañón para los monopolios de la comunicación y por lo tanto, pasan desapercibidas en muchas de las hoy escandalizadas conciencias por los refugiados sirios.

Pero sin duda, lo más vomitivo de todo el circo mediático en el tratamiento de esta crisis es la ocultación sistemática de sus orígenes. Los países de la UE a la cabeza, con el apoyo de EEUU, no dudaron en apoyar con diferentes medios a unos supuestos rebeldes democráticos en Libia y Siria, aunque nos centraremos por cuestión de espacio en el segundo. Arrasado el país con la connivencia de los Hollande, Cameron, Rajoy y cía. pero con el cómplice cinismo de los Alba Rico, Pablo Iglesias y otanistas de izquierda, la crisis afecta a Europa.

Y es que la realidad no es un puñado de sucesos inconexos, sino que las guerras en el Mediterráneo, tienen sin duda sus consecuencias en Europa. Una parte de la población siria que huye de la guerra, otra parte que combate el avance del ISIS y otra que apoya o sufre la dominación del ISIS. La primera llega a Europa, con esperanzas de encontrar algo de tranquilidad y, sin embargo, se encuentra una UE ajada por sus irrenunciables contradicciones. Los pueblos de Europa reciben a los refugiados con los brazos abiertos, los monopolios y sus estados los rechazan con concertinas y gases lacrimógenos.

Los grandes monopolios se benefician de una gran cantidad de mano de obra que no pueda acceder a un trabajo o a condiciones mínimamente dignas, teniendo uno. En otras palabras, a las grandes empresas les beneficia que haya un cierto paro. Sin embargo, una llegada masiva de cientos de miles de personas puede trastocar sus planes, porque al final a los trabajadores, nacionales o de fuera, nos tienen que dar de comer para que nos puedan seguir explotando. Una llegada tan masiva amenaza sus funestos equilibrios que aseguran su ganancia.

En este punto, la defensa de los valores nacionales y de la cultura occidental frente a lo que denominan como invasión, da alas al fascismo, que se aprovecha además de la pobreza y explotación de la clase obrera nacional para enfrentar a los trabajadores en función de su origen, extendiendo su discurso xenófobo que solo beneficia al gran capital. Los jóvenes no podemos caer en este juego.

Es como si los trabajadores de más avanzada edad clamaran porque se nos negase el derecho a trabajar por nuestra condición de jóvenes, ya que con peores condiciones de trabajo, con altas cotas de temporalidad, peores salarios, menos derechos laborales... amenazamos las condiciones de trabajo de otras capas de la clase obrera. Una situación así nos parece inconcebible, pues desde la conciencia de clase, lo mismo de insólito tiene percibir a trabajadores extranjeros como enemigos, cuando es el gran capitalista el que se ríe de esta situación.

El otro gran mecanismo que se ha puesto en marcha es el de la justificación, una vez más, quizás esta de manera más abierta, de la necesidad de intervenir militarmente en Siria. Los aviones franceses dieron buena cuenta de esta necesidad (del capital francés, que se entienda) y comenzaron a bombardear posiciones del ISIS y el gobierno Sirio, indistintamente. Sin embargo, todo el circo mediático ha cantado a coro un rechazo a la intervención militar rusa en Siria. El gobierno sirio ha encontrado la ayuda de Rusia, potencia imperialista que también ve amenazados sus intereses geoestratégicos y algo tiene que decir en todo este asunto.

Denunciemos la guerra imperialista, acojamos a los refugiados y luchemos contra el fascismo y el capitalismo que lo engendra.

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