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Vie26042024

Última actualización09:36:03 AM GMT


Tratando de entender el origen social de los hipsters

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Los "hipster" se caracterizan por su búsqueda de un modo de vida alternativo. No simpatizan con las corrientes culturales dominantes, basadas en productos culturales estandarizados. Ellos se declaran a favor de la originalidad y la creatividad. ¿Cuál es el origen social de este grupo tan extendido en el centro de las grandes ciudades? ¿De dónde surge la forma de pensar y el estilo de vida de los "hipster" y otros grupos juveniles declarados "alternativos"?

Para empezar, lo primero claro es que la mayor pasión de los hipster consiste en ser diferentes. En vestir diferente, en escuchar música diferente, en vivir en zonas diferentes. Los hipster son creativos y originales, o al menos eso pretenden. Es por eso que su forma de vida nace en oposición a la corriente cultural dominante, tratando de crear espacios de expresión en ámbitos exclusivos, a veces casi marginales.

En la mayoría de los casos, se trata de jóvenes provenientes de las capas medias de la población que han tenido la posibilidad de acceder a una formación superior, casi siempre universitaria. Su inclinación fundamental es el arte, la cultura y las ciencias sociales, por lo que muchos de ellos estudian carreras relacionadas o están titulados de las mismas. Su aspiración laboral: ocupar empleos de tipo intelectual con suficiente autonomía para no depender de una cadena de mando. A veces optan directamente por montar su propio negocio, normalmente en zonas venidas a menos del centro de la ciudad, en actividades artesanales, artísticas, hosteleras o relacionadas con el diseño, el marketing y la comunicación.

Frecuentemente son sectores con un mínimo de "politización" o conciencia social los que se acercan por sí mismos a estas formas de vida. Esta concepción es muy similar a la que tienen algunos sectores del anarquismo e incluso del izquierdismo. En otras ocasiones son los propios hipster los que adoptan una ideología, que se acerca a la que tienen los sectores ahora mismo mencionados.

Se podría incurrir fácilmente en un error si se pensara que al criticar la cultura dominante, los hispter generaran culturas subversivas o incluso revolucionarias. La crítica de los hipster, a la vez que se dirige contra un centro de poder cultural, también se dirige contra la clase obrera y otros sectores populares que siguen esa moda dominante. De hecho el fenómeno hipster aparece más como una forma de diferenciación de la cultura de las masas populares que como una crítica a la cultura capitalista. Adoptando la forma de vida hipster, el joven pretende - voluntaria o involuntariamente - distinguirse de las masas "aborregadas" de la sociedad de consumo. Intenta situarse en una especie de situación intermedia independiente, al margen tanto de la cultura de la gran burguesía como de la cultura obrera.

Para aterrizar en la realidad concreta, si ponemos el caso del casco histórico de alguna gran ciudad donde viven capas sociales muy empobrecidas (clase obrera sobreexplotada, lumpenproletariado...), observamos cómo la progresiva introducción del fenómeno hipster termina alterando la forma de vida existente hasta el momento. Este proceso en terminología científico-social se denomina "gentrificación" y es perjudicial para las capas pobres ya que, en poco tiempo, se produce una elevación de los precios, tanto de los artículos de consumo como de los pisos ya que los comerciantes y otros propietarios de la zona tratan de hacer negocio con los nuevos habitantes.

En otra vertiente pero de similar manera, en el caso de la cultura, aunque pueda existir una buena voluntad de de ubicar centros culturales en estos barrios, el tipo de actividades que se programan no calan en los vecinos. Sus contenidos se dirigen hacia los nuevos habitantes hipster del barrio o incluso hacia vecinos de otras zonas con preocupaciones culturales y artísticas más elevadas. Por tanto no transforman el nivel de conciencia del barrio, de esta clase obrera y de este lumpenproletariado, sino que terminan por ahondar en su situación de marginalidad, convirtiendo a estas capas - si se me permite una caricaturización - en "simpáticos" figurantes de un escenario tétrico que permite saciar los delirios de compasión con la pobreza de las caritativas capas medias.

Para terminar, y en consciencia de que se trata de un tema suficientemente extenso como para abordarlo en un artículo tan corto, por lo que aquí se recogen solo generalizaciones, me gustaría decir que he utilizado la palabra hipster más bien como señuelo. Quiero decir: para acercarme más al fenómeno social mencionado la palabra adecuada escaparía de las tribus urbanas y costumbres culturales, pues no solo los hipster desarrollan estos hábitos y formas de ideología social. Por tanto, en este proceso, lo verdaderamente importante no es la denominación que se dan a si mismos, sino la práctica social de quienes adoptan estos hábitos y formas que como resultado terminan por aislar a la clase obrera y los sectores populares pobres de la participación cultural, social y política.


 

 

Adrián J. Bertol es Director de Tinta Roja

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