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Última actualización09:36:03 AM GMT


La burguesía busca cortar cabezas tras el ejemplo de Gamonal

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La burguesía no puede comprender que la clase obrera emprenda el camino de la lucha. Están demasiado acostumbrados a que todas las luchas queden dentro de los márgenes asumibles para su sistema de dominación. Por eso buscan conspiradores detrás de las movilizaciones de Gamonal y criminalizan a los comunistas presentes.

Durante las movilizaciones del barrio de Gamonal, los periódicos de la burguesía se afanaron en buscar a los causantes de semejante clamor popular. Desde el primer momento achacaron la revuelta a "grupos itinerantes" desplazados desde otras ciudades del país que se dedicaban -de forma casi profesional- a causar disturbios allá por donde pasaban.

No les cabía en la cabeza que de forma inesperada –para ellos-– todo un barrio se pusiera en pie y a los pocos días la movilización se extendiera por todo el país. Y es que su limitada conciencia burguesa, con su respectiva posición de clase, no les permite entender cómo la clase obrera y los sectores populares pueden tener intereses enfrentados a los suyos. Para ellos los intereses de la sociedad, de la nación, son solo unos: los intereses de su clase, los intereses de la burguesía. De ahí los habituales llamamientos a la "unidad nacional", que se convierte en el sacrificio del Pueblo trabajador, que carga sobre sus espaldas con todos estos parásitos.

¿Cómo pueden entender que el abandono de la pasividad y la puerta en marcha de una lucha de masas pueda ser obra del Pueblo mismo? ¿Cómo pueden entender que el sistema económico capitalista está agotado y, en consecuencia, su propia clase ha de ser desposeída? Evidentemente esto no les cabe en la cabeza porque entra en contradicción radical con sus intereses. Para a ellos la reforma laboral, los recortes, las privatizaciones, la ley de seguridad ciudadana... todas las medidas responden a una obligada necesidad. Y esa necesidad es la necesidad de sus intereses de clase.

En consecuencia, el levantamiento popular de Gamonal no podía responder a una reclamación popular generada por las propias masas en el desarrollo de la acción política, sino a una conspiración por parte de grupos que se infiltran dentro de las movilizaciones para tratar de conducirlas. Es decir, el origen de las protestas no podía estar en la oposición popular a sus medidas, sino en la manipulación de las movilizaciones por parte de grupos (muy pequeños y de carácter sectario, según ellos) que las radicalizan para así subvertir el "orden".

¡Vaya forma de entender algo tan natural como es la movilización popular tienen estos burgueses! ¡Qué rápido se asustan! ¡Qué malacostumbrados están a que las luchas se queden dentro de los márgenes asumibles para su sistema de dominación!

Y, cómo no, entre esos grupos conspiradores tenían que estar por fuerza los comunistas. Aquellos expertos en propagar chismes fraudulentos entre las masas de trabajadores, bien conocidos ya por sus antepasados a lo largo de la historia.

Así, el día 14 de enero, en el diario ABC aparecía una noticia bajo el titular "Identificados grupos radicales violentos infiltrados en los disturbios de Burgos" [1], que señalaba, tomando como fuente el Ministerio del Interior, "la participación de miembros de los colectivos burgaleses Resaca Castellana, Colectivo de Jóvenes Comunistas e Izquierda Anticapitalista, Bloque Anarquista de Burgos, Izquierda Castellana y Yesca, aunque también bandas latinas que, incluso, encabezaron pancartas". Previamente la noticia indicaba, con cierto tono poético, que los "grupos violentos [..] desde el viernes por la noche se adueñan de las madrugadas burgalesas".

Por si fuera poco, este diario burgués, bastante conocido por sus posiciones extremistas, divulgó durante aquellos días noticias similares con titulares como "La guerrila de Burgos se salda con 40 detenidos y 20 heridos" u "Otra batalla campal en Burgos". Una buena dosis de sensacionalismo.

Posteriormente, el día 19 de enero, apareció publicado en El País otro artículo que recogía las conclusiones de un informe de la Policía Nacional acerca de los sucesos. El titular ya dejaba claro lo que no estaba dispuesto a consentir el Estado: "No ha sido un ensayo revolucionario para exportar al resto del territorio". Así se explica que todas las ciudades donde se había convocado concentración de apoyo a Gamonal aparecieran tomadas por las "fuerzas del orden", además del despliegue sin precedentes que unos días antes se había visto en el propio barrio. Más bien el titular debería haber sido del estilo "No vamos a permitir que este ensayo revolucionario se extienda al resto del territorio" para ser más exactos.

Dentro del artículo seguían en la línea iniciada de que el conflicto de Gamonal era "una movilización por un problema casero y técnico" y que por la acción de las organizaciones subversivas, entre las que destacaba el 15M (¡!), se pretendía convertir "en un movimiento social a nivel nacional en contra de la clase política, la banca y, en general, con los mismos objetivos del movimiento, manteniendo el estado de tensión para que el movimiento iniciado no muera por sí mismo". Para finalizar citando de nuevo al mismo listado de organizaciones que ya publicó ABC y entre las que volvían a estar los Colectivos de Jóvenes Comunistas.

Y es que así precisamente fue, no mintieron. Los Colectivos de Jóvenes Comunistas estuvieron a lo largo del conflicto, incluso desde antes que tomara una relevancia pública. La lucha del barrio de Gamonal parte de una organización popular previa con una experiencia de años a las espaldas. Una demostración de que el Pueblo puede desarrollar acciones por sí mismo.

El pánico que aterra a la burguesía cada vez que la clase obrera se pone en marcha no es nuevo. Es un pánico histórico, como histórica es la lucha entre la burguesía y el proletariado. Para dar muestra de ello, y finalizar el artículo, unas frases de "La Guerra Civil en Francia", manifiesto firmado por el Consejo General de la Asociación Internacional de Trabajadores en 1871 (¡hace 143 años!) [3], tras la épica Comuna de París, el levantamiento que alzó a la clase obrera francesa y que solo pudo ser reprimido con el asesinato de 100.000 obreros:

"Los gobiernos de Europa, mientras atestiguan así, ante París, el carácter internacional de su dominación de clase, braman contra la Asociación Internacional de los Trabajadores -la contraorganización internacional del trabajo frente a la conspiración cosmopolita del capital-, como la fuente principal de todos estos desastres. [...] Naturalmente, la mente burguesa, con su contextura policíaca, se figura a la Asociación Internacional de los Trabajadores como una especie de conspiración secreta con un organismo central que ordena de vez en cuando explosiones en diferentes países. En realidad, nuestra Asociación no es más que el lazo internacional que une a los obreros más avanzados de los diversos países del mundo civilizado. Dondequiera que la lucha de clases alcance cierta consistencia, sean cuales fueren la forma y las condiciones en que el hecho se produzca, es lógico que los miembros de nuestra Asociación aparezcan en la vanguardia. El terreno de donde brota nuestra Asociación es la propia sociedad moderna. No es posible exterminarla, por grande que sea la carnicería. Para hacerlo, los gobiernos tendrían que exterminar el despotismo del capital sobre el trabajo, base de su propia existencia parasitaria.

El París de los obreros, con su Comuna, será eternamente ensalzado como heraldo glorioso de una nueva sociedad. Sus mártires tienen su santuario en el gran corazón de la clase obrera. Y a sus exterminadores la historia los ha clavado ya en una picota eterna, de la que no lograrán redimirlos todas las preces de su clerigalla."

Así sea, salvando las distancias, con la lucha del barrio de Gamonal. El aprendizaje de estos acontecimientos no puede caer en el olvido.

 

Notas:

[1] http://www.abc.es/espana/20140114/abci-burgos-disturbio-doble-201401132113.html

[2] http://politica.elpais.com/politica/2014/01/19/actualidad/1390163931_985861.html

[3] En la redacción de este manifiesto tuvo un papel protagonista Karl Marx, dirigente de la Asociación Internacional de Trabajadores (I Internacional) junto a Friedrich Engels.


Adrián J. Bertol es Director de Tinta Roja y miembro del Buró Político de los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC).

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