Recientemente era publicado un informe del Instituto para la Sociedad y las Comunicaciones (perteneciente a Vodafone), realizado en Alemania, España, Italia, Holanda, Reino Unido y República Checa, y compuesto de más de 6.000 entrevistas a jóvenes de entre 18 y 30 años.
Sus resultados arrojan luz sobre los nefastos efectos del capitalismo sobre la juventud, particularmente en España. Seis de cada diez jóvenes se proponen emigrar a otro país para encontrar trabajo. Tres de cada cuatro considera que las mejores oportunidades laborales están en el extranjero. Y siete de cada diez somos conscientes de que viviremos peor que nuestros padres.
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Rápidamente, los voceros del capital sacan sus conclusiones: es que somos los más pesimistas [1] [2]. O que, vaya usted a saber por qué, estamos muy deprimidos (quizás por la entrada en prisión de la Pantoja por esas fechas). Para mear y no echar gota.
Es cierto que las encuestas sirven para cuantificar percepciones subjetivas de la población sobre un objeto de estudio concreto. Así, gobernantes y empresas buscan detectar los cambios en la opinión pública y actuar para que éstos les beneficien o les perjudiquen lo menos posible. Pero reducir estos cambios a ideas abstractas que flotan por el aire, y ocultar que están condicionados por una realidad material concreta es, por seguir con las metáforas, mear fuera del tiesto.
A pesar de que Vodafone (quién paga) interpretará los resultados de una forma distinta, y posiblemente los utilizará para estudiar qué tipo de inversiones realizar en cada país, qué tipo de productos ofrecer... Y a pesar de que los voceros del capital lo utilicen para bombear que estamos muy deprimidos (a ver si nos agarramos al Prozac y se nos pasa), los resultados nos muestran a las claras que la juventud no nos tragamos los cuentos sobre la "recuperación" económica, y que somos conscientes de la barbarie capitalista en la que estamos sumidos.
Nos muestra que, pese al lodo que la clase dominante quiere echar a nuestros ojos, somos conscientes de la dura situación a la que nos enfrentamos. Que percibimos claramente que el paro juvenil sigue por encima del 50%. Que la destrucción de empleo no es sólo en cantidad, sino en calidad, y que la alta precariedad a la que nos someten no tiene atisbos de desaparecer.
El estudio también arroja otros datos interesantes: de los jóvenes encuestados, los de España son los más formados (sólo un punto porcentual por detrás de Reino Unido). Y el 65% de ellos continúan sus estudios ante las bajas expectativas laborales. Nos muestra también que sólo el 20% tiene un empleo a tiempo completo, frente a un 12% a tiempo parcial, un 35% que estudia sin tener otra ocupación, y un 18% que ni estudia ni trabaja.
Igualmente, nos muestra que en España e Italia, las expectativas de encontrar algún trabajo en el ámbito de su formación son extremadamente bajas. De estos datos anteriores podemos extraer una conclusión interesante: prolongamos nuestros estudios para esquivar el paro y con una mínima esperanza de mejorar nuestras expectativas laborales. El interés en encontrar un trabajo en ese ámbito es el principal motivo para elegir unos estudios (75%), pero sólo el 25% considera que esas oportunidades son altas.
También resulta interesante observar los datos arrojados sobre el llamado "espíritu emprendedor". Si nos quedamos en la superficie (como han hecho algunos medios que se han hecho eco del estudio) veremos que España uno de los países cuyos encuestados más interés tienen en abrir su propio negocio. Veamos la tabla que nos ofrece Vodafone:
Observando estos resultados, podríamos decir simplemente que los jóvenes en España, nos da prácticamente igual en que trabajar, lo que queremos es hacerlo.
Pero si avanzamos un poco más en el estudio, podemos observar lo siguiente: el 39% quiere empezar su propio negocio para realizar sus propias ideas, y porque piensa que así podrá conciliar mejor su vida personal y profesional (un 32%). Esto, lejos de un elogio a las pequeñas empresas, puede entenderse también como una crítica al trabajo superexplotado en las grandes compañías (lo cual sería interesante contrastar con datos de las PYME, a ver si no va a ser mucho mejor la cosa). Al mismo tiempo, un 32% reconoce que esta es una opción motivada por la dificultad de encontrar trabajo, un 55% que no tiene suficiente dinero como para "emprender", un 33% que es algo que causa mucho estrés, y un 28% que tampoco le permitirá un equilibrio con su vida personal.
A modo de conclusión, podemos afirmar que la juventud es consciente de las duras condiciones que le impone el capitalismo en crisis, que no tiene grandes esperanzas depositadas en este sistema, y que a pesar de que se pueda dejar llevar en un momento dado por los cantos de sirena del "espíritu emprendedor", tampoco lo contemplan mayoritariamente como una opción que les vaya a sacar de la miseria.
No estamos deprimidos, no somos pesimistas; somos conscientes de la barbarie capitalista y cada vez más nos organizamos para acabar con ella.
Notas:
[1] 6 de cada 10 jóvenes piensan emigrar para trabajar, 25/11/2014, Universia
[2] Seis de cada diez jóvenes españoles planean emigrar en busca de empleo, 24/11/2014, El País
Antón Ferreiro es miembro del Comité de Redacción de Opinión de Tinta Roja.
