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Jue28032024

Última actualización09:36:03 AM GMT


¿Altamira a subasta?

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La cueva de Altamira reabrió sus puertas en el año 2014 para pequeños grupos de cinco afortunados, elegidos al azar cada semana, los cuales pueden contemplar con sus propios ojos los vestigios de nuestro pasado prehistórico.

No obstante hay quienes quieren cambiar este sistema ya que "No se está haciendo un aprovechamiento óptimo de ese recurso." Efectivamente, este Patrimonio a la Humanidad no da suficientes beneficios según el Consejero de Turismo de Cantabria, Francisco Martín del PRC.

La propuesta liderada por el Gobierno cántabro consiste en que estas visitas limitadas sean puestas a subasta para que "Imaginemos, por ejemplo... que venga Bill Gates a Cantabria a visitar Altamira" así se pronunciaba el Consejero, al cual no parece interesarle el aspecto cultural de la cueva, pues varios científicos que trabajan sobre el terreno, afirman que la cueva puede estar en su límite de equilibrio. Esto es, cada vez que se abren las puertas de la cueva se altera su ambiente, cambia la temperatura, entran microorganismos, entran radiaciones potencialmente peligrosas para la conservación de los restos... modificando el equilibrio existente en la cueva y poniendo en peligro las pinturas.

Pero el Consejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio no se rige por la lógica de preservar este patrimonio, de hecho él no fue puesto en el cargo para ello, su labor consiste, estrictamente, en impulsar desde las instituciones cántabras las ganancias capitalistas en los sectores de industria, turismo y comercio. Esta es la única explicación lógica para una ocurrencia de este tipo, que contradice al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que atenta contra el colectividad limitando el acceso de un patrimonio público a aquellos que puedan pagarlos.

Y es así en esta sociedad divida en clases donde también la cultura, el ocio, el conocimiento se dividen también en clases, dónde sólo una clase puede disfrutar libremente de esta cultura mientras que la otra ve como se erigen ante ella barreras económicas insalvables. ¿Qué pensionista podrá pujar más que Bill Gates por entrar a Altamira? ¿Podrá un estudiante de historia pujar más rico hombre de negocios? No, la clase trabajadora no tiene acceso este patrimonio.

Una vez más las instituciones se pliegan a los intereses del capital, agudizan las diferencias entre las clases y hacen favores y guiños al empresariado. En el caso de Altamira algunos importantes empresarios del ocio elitista, exclusivo de la burguesía, ya se han postulado a favor de ideas similares a la subasta, así lo afirmaba el propio consejero "Un afamado e importante cocinero de Nueva York me comentó que estaba dispuesto a abrir un restaurante en Santillana del Mar si tuviese asegurada la entrada a la cueva original para sus comensales."

Al final la idea es la misma, hacer de Altamira un lugar exclusivo para las clases pudientes, y de este modo crear negocio, ganancias, para los capitalistas de la zona. Para rematar esta idea el consejero asegura que el dinero irá destinado a la investigación, lo cual está muy lejos de ser creíble después de las afirmaciones del propio consejero diciendo que es un recurso desaprovechado y que hay que sacarle rendimiento. No nos engañemos, las ganancias de la subasta, de un modo u otro, no harán que la partida destinada a investigación por el gobierno cántabro aumente, estas ganancias no se convertirán en un beneficio para las gentes de Cantabria pues su gobierno sólo mira por una clase, la dominante. De hecho, si tanto le interesase la investigación al gobierno cántabro cerrarían la cueva al público, dejando únicamente la réplica para visitar, y la cueva quedaría exclusivamente a disposición de los científicos y sus investigaciones.

Finalmente, cabe preguntarnos qué pensarían los autores de estas pinturas rupestres de que su cultura se vendida. No lo entenderían, porque de hecho no conocían el dinero ni los intercambios mercantiles, sólo el trueque, para ellos la cultura era un fenómeno social, místico, que reportaba un beneficio a la sociedad. Las cosas han cambiado, y volverán a cambiar, es necesario que la cultura deje de ser una mercancía y vuelva a ser un fenómeno social, compartido por todos y que beneficie a toda la sociedad.

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