Dos nuevas recomendaciones queremos trasladar desde nuestra sección turística de Tinta Roja. Esta vez algo diferentes a las anteriores que realizábamos de Castilla-La Mancha y Madrid: las Rías Baixas galegas y El Moncayo aragonés.
En las Rías Baixas prácticamente podríamos perdernos sin necesidad de retornar a la civilización. Los grandes acantilados presencian desde los altos la entrada del mar Atlántico en la tierra, donde se sitúan villas de pescadores con rica gastronomía, como el famoso pulpo á feira. Cerca de estas localidades también podremos encontrar castros celtas como el de Baroña o Santa Tegra que nos dejan muestra de esta milenaria tierra.
La cantidad de lugares dignos de visitar en Aragón es inmensa, desde el Pirineo hasta el Teruel Mudéjar, con parajes de ensueño perfectos para descansar y largas rutas para recorrer a pie o en bicicleta, disfrutando de la gastronomía regional: las chiretas o las tortetas en el Pirineo, el ternasco, las borrajas o el jamón serrano. Aunque en esta reseña queremos centrarnos en El Moncayo, la cima más alta del Sistema Ibérico, muy cerca de Tarazona y pegada a Soria.