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Última actualización09:36:03 AM GMT


La centralidad del movimiento obrero y la labor de su Partido Comunista

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Parece mentira que a principios de 2016, con una crisis económica en unas cotas que asustan al más templado, haya que poner la voz en grito ante la necesidad de reivindicar el papel vital de los trabajadores. Desgraciadamente, ante el discurso predominante en la izquierda, amparada en el más que difuso "ciudadanismo", se hace necesario reivindicar lo fundamental de situar al movimiento obrero y el Partido Comunista como eje sobre el cual debe orbitar todo movimiento que se quiera denominar revolucionario.

La centralidad del movimiento obrero en el proyecto revolucionario y el apoyo de los frentes naturales:

Desde el PCPE y los CJC venimos hablando desde hace tiempo de la importancia de reivindicar el movimiento obrero como el elemento central del proyecto revolucionario en España. ¿Qué estamos queriendo decir con esto? A que no hay cambio político posible, no hay proyecto de superación del capitalismo, si este proyecto no está dirigido por aquella clase que vive con más crudeza la explotación capitalista.

Obviamente este proyecto no pretende dejar a la clase obrera sola, pues hay otros sectores populares también perjudicados por el capitalismo que son aliados en la lucha por el Socialismo. Pero jamás estas alianzas pueden servir como excusa para diluir la importancia de la clase obrera en el proyecto revolucionario, como se ha hecho por parte del oportunismo durante las últimas décadas, algo que analizaremos con detenimiento más adelante.

Estos sectores populares son el estudiantado de origen obrero o extracción popular y las capas sociales intermedias como los pequeños empresarios y autónomos, la aristocracia obrera o los profesionales liberales. Todos ellos están interesados en el derrocamiento del capitalismo, pues hoy en día el capitalismo, en su fase monopolista, también perjudica a estas capas, pero es necesario que la clase obrera y los comunistas les expliquen por qué no deben confiar en las ilusiones del "libre mercado".

En esta misma línea es importante señalar cómo la juventud trabajadora sufre un grado sumo la crisis, al ser punta de lanza a la hora de sufrir todas las reformas en materia laboral que se van aplicando gobierno tras gobierno. Ejemplo de ello son los nuevos tipos de contrato, en los que ya se incluye mano de obra gratuita para la empresa ya sea trabajando gratis o con un sueldo pagado por el presupuesto público. En definitiva: un auténtico chollo para el empresario, a costa del trabajador.

El elitismo intelectual de la izquierda, un tipo de clasismo:

El "ciudadanismo" tan de moda en los últimos tiempos no es otra cosa más que elitismo y clasismo. Esta máxima, que puede parecer atrevida y exagerada en un primer momento, pierde todo su misterio una vez analizamos el fondo de la cuestión:

Todo este movimiento que se viene forjando desde el 15M y que ha derivado en organizaciones como las Mareas o Podemos está caracterizado por dos elementos fundamentales, los cuales están diferenciados pero que se conectan entre ellos:

  1. el muy escaso componente obrero de dichas organizaciones, especialmente de sus estructuras dirigentes.
  2. un rechazo total a la organización centralizada en pro de unas estructuras mucho más difusas, sin unidad ideológica de ningún tipo.

¿Y en qué razones nos basamos para acusar a estos elementos de "elitistas" o "clasistas"? Muy sencillo, en las palabras de sus propios dirigentes.

Los dirigentes de estas organizaciones se caracterizan en su mayoría por ser titulados universitarios (o incluso doctorados), es decir, por desempeñar puestos de tipo intelectual con un nivel de prestigio más alto que lo que conocemos como clase obrera.

Que tengan ese nivel de formación no es reprochable, evidentemente, pero ya nos hace dudar de la extracción social de la que provienen éstos dirigentes. Aunque el problema llega verdaderamente cuando estos dirigentes reniegan abiertamente de la clase obrera, del trabajador industrial explotado, que debido a la alienación recibe y asume todos los vicios de la sociedad burguesa, la cual le embrutece. Personajes públicos defensores de estos principios, como el caso del Nega, el conocido cantante del grupo de rap Los Chikos del Maíz, incluso según su propia palabra proviene de las capas más populares, pero luego no duda en repudiar a los obreros diciendo orgullosamente: "Me hace mucha gracia la gente que mitifica a la clase obrera, [...] la clase obrera es machista, es racista, es xenófoba"1

El resultado de todo esto no hay más que verlo en la propia intención de voto a estos partidos. En otro artículo que publicamos hace ya un tiempo2, vemos cómo la intención de voto fundamental de Podemos no está en torno a los sectores con menores rentas, por mucho que se autodenominen como el partido de "los de abajo", sino entre las capas medias de la sociedad en términos de remuneración, aquellos que ingresan entre 1200 y 4500 euros mensuales. Como siempre, la realidad es tozuda y cada partido defiende los intereses de un sector social determinado, siendo en este caso el de la llamada "aristocracia obrera", es decir, ese gran conglomerado de profesionales con titulación superior que a pesar de ser asalariados frecuentemente cobran salarios más elevados que la media y/o tienen un mayor estatus derivado de su oficio intelectual. Precisamente en este sector es donde Podemos encuentra su principal apoyo ya que su aspiración es vivir mejor sin tampoco modificar el actual sistema pues hasta ahora éste ha cubierto todas su necesidades. Por otra parte, a la hora de proclamar contra los sectores más castigados de la sociedad, su discurso no orbita (aunque aluda a él circunstancialmente) en torno al trabajador que lleva 20 años en una fábrica y ésta de repente cierra dejando al obrero en la calle, por poner un caso estereotipado, sino hacia el titulado universitario que tras estudiar una carrera no puede trabajar de lo suyo y verse obligado a trabajar en un empleo manual choca con todas las idealizaciones que hacía sobre su futuro. Estos jóvenes son esos a los que Podemos, Izquierda Unida y otros llaman "precariado".

La necesaria unidad en torno al Partido Comunista:

Previamente hemos analizado la necesidad de lo que en nuestros documentos denominamos "centralidad del movimiento obrero", que no es otra cosa que la necesaria dirección del proyecto revolucionario por parte del movimiento obrero y en base a esto el tejido de alianzas con otros sectores sociales a través de otros frentes auxiliares como puede ser el estudiantil, el barrial o el de la mujer trabajadora. También hemos analizado que toda clase social tiene sus intereses representados por un partido y que Podemos e IU no se correspondían con los intereses de la clase trabajadora sino con los de las capas medias, "Cada ejército es dirigido en su lucha de clase por su propio partido"3 ¿Pero, entonces, quién está al frente de este movimiento obrero? He ahí donde entra la labor del Partido Comunista. El Partido Comunista, como vanguardia más consciente dentro de la clase obrera, se erige por sí mismo como dirigente de la misma al estar formado por los elementos más conscientes del mismo, al igual que la Juventud Comunista está formada por aquellos jóvenes de extracción obrera y popular con una mayor comprensión de la necesidad de luchar por la transición del capitalismo al socialismo como única forma de poner fin a la explotación.

Es por ello que los comunistas no concebimos ningún cambio realmente profundo en el sistema sino está dirigido por el Partido de la clase obrera, algo que se ha demostrado históricamente y podemos ver hoy en día con "sucesos" como el 15-M pero que puede tener su mayor ejemplo en el tantas veces mitificado "Mayo del 68". Las movilizaciones de mayo de 1968 que estallaron en París fueron eminentemente protestas obreras que acabaron siendo dirigidas por otras capas de la sociedad ante la incapacidad del Partido Comunista Francés, totalmente sumido en el eurocomunismo, de tomar la dirección de estas movilizaciones y dirigirlas hacia la consecución de una revolución socialista. Con la dirección de la pequeña burguesía y la aristocracia obrera, todas las protestas que la clase trabajadora planteaba ya en clave revolucionaria acabaron reduciéndose a meras reformas dentro del sistema demostrándonos que por mucho que la clase obrera se movilice, si no hay un Partido Comunista fuerte y realmente ligado a las masas, ésta no va a alcanzar objetivos revolucionarios.


 

[1]: MAESTRE, A., El clasismo hipster en Podemoshttp://www.lamarea.com/2014/12/21/el-clasismo-hipster-en-podemos/ (20/02/2016)

[2]: ESCAURIAZA, A. Podemos, ¿Política de quienes y para quienes? http://www.tintaroja.es/opinion/913-podemos-ipolitica-de-quienes-y-para-quienes (20/02/2016)

[3]: STALIN, I.V., La clase de los proletarios y el partido de los proletarios: http://www.old.cjc.es/wp-content/uploads/2011/05/LA-CLASE-DE-LOS-PROLETARIOS-Y-EL-PARTIDO-DE-LOS-PROLETARIOS.pdf (20/02/2016)


Cristian Ferrer es Director de Tinta Roja y miembro del CC de los CJC

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