
Ahora mismo, el mundo es un lugar violento. La violencia y la dominación se expresan en distintos campos, y uno de ellos es sin duda la convivencia de los niños y los adolescentes. Últimamente está el grito en el cielo por el bullying, hay más sensibilización; no obstante, esto no basta. Las medidas son totalmente insuficientes y los caminos están mal enfocados en la mayoría de ocasiones, para resolver un problema que, lejos de ser cosas normales entre los niños es síntoma de una enfermedad profunda de desigualdad, dominación y opresión en nuestra sociedad, y que comienza en la más temprana edad.




















