
Hay un problema en el cine actual, una enfermedad podría decirse. Siempre ha estado ahí, sus síntomas eran demasiado leves como para causar preocupación pero ahora la enfermedad está avanzando y se hace notar de forma evidente. ¿Falta de presupuesto? ¿Ausencia de buenos guiones? ¿Falta de directores creativos? Para nada, abundan por doquier los buenos profesionales en este sector y el dinero circula en manantiales. ¿Entonces que le pasa al cine contemporáneo me diréis? Os invito a que le echéis un ojo a la cartelera, miréis los 10 títulos más vistos, y luego me digáis si al menos 3 películas de la lista son secuelas, precuelas o algún tipo de continuación o revisión de una historia que ya se ha contado. La respuesta, salvo excepciones y periodos especiales, es que efectivamente parte de esos films de consumo masivo no son ideas verdaderamente originales, sino que son una continuación o un refrito de otra historia. Para poner un ejemplo muy gráfico, mientras escribo estas líneas a 30 de Julio de 2017, dentro de las 10 más vistas, 5 son algún tipo de secuela.