
Esta semana los telediarios vespertinos anunciaban, de pasada, la infinita puñalada a una agonizante Palestina. Como los asesinos de las series estadounidenses que gozan con seguir apuñalando a sus víctimas una vez que ya están muertas, “El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el titular de Defensa, Avigdor Lieberman, han dado luz verde la noche del martes a la construcción de 3.000 nuevas viviendas en colonias de los territorios palestinos ocupados de Cisjordania.”1 Pero Palestina no muere, a pesar de todo, gracias a su lucha, para la que todos los frentes son pocos. Y bien sabemos que la cultura es la mejor forma de resistencia.

















