Salir a correr se ha puesto de moda por ser un deporte barato en un principio, pero al abrirse como mercado jugoso las empresas están intentando sacar la máxima tajada de él y de los corredores. Por ejemplo con el equipamiento deportivo, haciendo que gastemos más de 80€ en una zapatillas de correr más o menos decentes o en no sé cuántos complementos que antes no se usaban y se corría igual. Otro ejemplo claro son las carreras, que cada día atraen a más corredores y que entonces supone una elevación exponencial de los ingresos por inscripción. No contentos con eso, suben los costes de inscripción, ¿dónde va todo el dinero de las inscripciones?
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Cuatro años desde el cierre de Kukutza, y aún sigue la represión

Ayer, 23 de septiembre, hicieron 4 años del derribo del centro social Kukutza. Un centro social que durante 13 años fue espacio para diferentes colectivos y vecinos de un barrio obrero de la ciudad de Bilbao, Rekalde.
La crisis de los refugiados, a través de la mirada de un niño.

Mi nombre es Mohamed Aldaham, tengo nueve años y he visto morir a mi hermanito y mi padre. Nací a las afueras de Damasco, en un pequeño pueblo sin importancia. Allí vivía en una casa baja junto a mi familia y dos vecinos agricultores. Pero llegó la guerra, y tuvimos que abandonar nuestra casa, nuestra vida y embarcarnos hacia Europa. Mi historia es otra más, como la de cualquier otro "refugee", aunque yo todavía estoy vivo.
La música también es un arma. El Coro del Ejército Rojo

¿Para qué necesitaría un ejército un coro, una orquesta y un grupo de danza? Y concretamente, ¿de qué le servía al ejército soviético disponer de un conjunto musical y artístico? ¿Para qué gastar dinero en músicos y bailarines? La música juega un importante papel en casi todos los aspectos de nuestra vida, y para la guerra (como en política) cualquier arma es buena.
Acerca de las trampas en los contratos de trabajo: cómo evitar los abusos de la patronal

En la situación actual de crisis capitalista, donde los empresarios buscan rentabilizar al máximo sus beneficios, con una tasa de paro cercano al 21% y que entre los jóvenes afecta al 46%, es decir, con un gran ejército industrial de reserva, el empresario juega con las necesidades de la clase trabajadora de este país. Los trabajadores vemos mermados nuestros derechos laborales, sometidos en algunos casos a una esclavitud velada, con las manos atadas y el miedo presente de no poder denunciar las condiciones míseras de nuestro trabajo por miedo a un despido. Uno de los ejemplos más claros son las horas de trabajo que no se pagan, las horas extraordinarias encubiertas bajo pretextos tales como "necesidades de la empresa", "momentos concretos de la producción"...
















