El sector de la construcción ha sido durante muchos años en España una de las mejores ofertas para aquellos jóvenes de familias trabajadoras que dejaban sus estudios para entrar al mundo laboral. Para ellos, estudiar se convertía en una utopía o una pesadilla, ya que en casa la falta de dinero ponía sobre la mesa la necesidad de trabajar; y en el instituto, aprobar suponía un problema y una fuente de frustración cuando en la familia todos trabajaban y nadie tenía tiempo para ayudarte, ni dinero para pagarte clases particulares.
Pero, ¿qué ha pasado con todos estos jóvenes trabajadores tras el estallido de la burbuja inmobiliaria?
 
 









 
					 
					 
					 
					 
					 
					










