Desde hace unos años, un nuevo género musical estadounidense se coló en España, llegando estos últimos meses a colocarse en el top de la música urbana. Bases electrónicas de ritmo lento, a 70bpm (en el rap comúnmente son a 90bpm) que permiten rapear a doble tempo, autotune por doquier y letras contundentes marcadas por la incorrección política, las vivencias de barrio, la precariedad y las maniobras para sobrevivir dentro del sistema, es decir, trapichear con droga y robar. Estamos ante lo que se denomina trap, una ramificación del hip hop que nació en las sureñas ciudades americanas de Houston, Atlanta y Texas y que toma su nombre de las “trap houses”, es decir, casas donde se vende droga. Poco antes del año 2000 grupos como Outkast se descubrían como unos de los precursores del estilo, pero fue 7 años más tarde cuando se popularizó de la mano de artistas como Gucci Mane.