
Gran Bretaña, años 1970. La nación que primero sufrió los estragos de la revolución industrial burguesa, que asistió a la aparición de una clase obrera explotada en el medio fabril, y, por ello, sirvió de escenario a los primeros movimientos contestatarios como el luddismo, seguía ofreciendo un contexto dominado por la violencia en los barrios industriales, el odio racial, las desigualdades sociales y económicas, la precariedad y el desempleo. Es en este espacio que nace el punk rock, estilo musical que llevaba claramente aparejado un modo de vida, un rechazo al sistema establecido y un estado anímico de la juventud. Y junto con los primeros acordes de The Clash o Sex Pistols, heredando las experimentaciones del rock sinfónico de la década anterior, Pink Floyd, con un estilo único e inigualable comenzó a poner la banda sonora del desasosiego, el odio al consumismo y el ansia de libertad de toda una generación… y no sólo.

















