Alexandre García
“El ajedrez aporta la prueba indiscutible de la superioridad de la cultura socialista sobre la cultura decadente de las sociedades capitalistas.”
(Alexander Kótov)
“El ajedrez es una herramienta de la cultura proletaria”.
(Yuri Averbaj)
Este escrito pretende reivindicar la contribución de la Unión Soviética al desarrollo del deporte mental más popular del mundo. De todos es conocida la supremacía que llegó a alcanzar la Unión Soviética en las competiciones mundiales de ajedrez de alto nivel, sobre todo tras la II Guerra Mundial. Si nos fijamos en las veinte ediciones del campeonato mundial de la FIDE[1] celebradas desde 1948 hasta la última edición antes de la disolución de la Unión Soviética, podemos constatar que el título de campeón mundial sólo fue obtenido en una ocasión por un no-soviético, concretamente por el estadounidense Bobby Fischer (que junto con Gary Kaspárov se disputa la condición de mejor jugador de la historia) en el histórico match contra Spassky en 1972.